ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


¿Y la modita del "Consistorio"?

La influencia del Diccionario Griñán, con su repertorio de voces rimbombantes, es mayor de lo que pensamos. Estamos rodeados de cultiparlos que parece que hablan con tal diccionario en mano. Un buen ejemplo es el habla de la tribu de los indios cachimbas, que aunque van de modernos y progresistas, en la expresión son más barrocos que un pregón de las glorias. No hay nada más que ver los aparcamientos para bicicletas que han puesto por toda Sevilla. No los de las bicis alquilonas de Sevici, sino los que han colocado para que cada cual aparque allí su bicicleta particular. Ya saben: esas barras niqueladas colocadas en paralelo para arrimar y amarrar la bici. En cada uno de esos costosísimos aparcamientos de bicicletas pone: «Ayuntamiento de Sevilla. Infraestructuras para la Sostenibilidad». Y me ha hecho ver mi querido diputado popular Juan Manuel Albendea Pabón que más tautológico no puede ser el letrero. Se trata, en efecto, de unos tubos metálicos que ha colocado el Ayuntamiento de Sevilla y que son estrictamente eso, «infraestructuras para la sostenibilidad»: infraestructuras de metal para sostener en pie las bicicletas cuando sus dueños las dejan allí aparcadas.
De puro milagro pone «Ayuntamiento de Sevilla» en esos aparcamientos de bicis. La palabra «Ayuntamiento» está empezando a ser un arcaísmo. Ha entrado la dichosa modita de llamar al Ayuntamiento por el mote de «Consistorio», y todo es ya, en la radio y en los periódicos, en la tele y en el habla cotidiana, Consistorio para arriba y Consistorio para abajo. Usarán tanto eso de Consistorio porque les parecerá más fino que Ayuntamiento... ¿De dónde ha salido esto del Consistorio? ¿Quién ha impuesto la moda de llamar al Ayuntamiento con ese mote? Le he preguntado a un veterano y prestigioso letrado municipal, a don Enrique Barrero, el que fue presidente del Ateneo antes de que se implantara la pena de destronamiento, y me ha dicho: «En ninguna de las Leyes de Régimen Local o sus proyectos non natos que se fueron sucediendo durante el siglo XX se menciona al "Consistorio", puesto que de lo que habla es de los Ayuntamientos. También, por supuesto, así lo hace la Constitución. Lo de Consistorio fue siempre una locución solemne, ad pompam, para darle lustre a "la Casa Consistorial", a los "letrados consistoriales" y a cosas así.»
A mí, la verdad, lo de Consistorio me suena totalmente a Vaticano, y no sé cómo ha podido ponerse de moda en estos tiempos laicistas que ha denunciado el Papa. Consistorio me suena a consistorio cardenalicio, que es toda reunión que celebra el Papa solemnemente con los Príncipes de la Iglesia. Me suena a consistorio secreto de la Congregación de Ritos, a cosas así. Pero a tráfico, a semáforos, a autobuses, a cobro de impuestos, a Guardia Municipal, la verdad que no me suena. Nada. Ahora, que si eso es lo moderno y lo políticamente correcto, por mí como si se la remanfinflan al Diccionario de la Academia y a las nuevas normas de ortografía dictadas a medida de los zoquetes que salen de nuestro sistema educativo. Pues nada, vamos de Consistorio, hijos. De aquí en adelante, tendremos, a saber: término consistorial, autobuses consistoriales, Policía consistorial, laboratorio consistorial, pleno consistorial, corporación consistorial, impuestos consistoriales. Y cuando los bomberos o los policías locales protesten al que dijo lo de «yo soy médico», pues que les responda:
—Ah, yo no sé, a mí que me registren: eso debe de ser cosa del Ayuntamiento y del alcalde. Yo soy el primer edil del Consistorio...
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