ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Amnistía para unas calesitas

El 25 de agosto de 2008 escribía en este rinconcito: «En la plaza de San Martín de Porres, delante del ambulatorio, por donde estaba la cochera de los tranvías y el almacén del aceite Teresa, desde hace 50 años está plantado un monumento vivo de la memoria de los niños de Triana: las calesitas de León. Son las 8 de la tarde. El tío de las calesitas le acaba de quitar a su atracción de feria las lonas que la cubren, del color calle Pureza de los capirotes de la Esperanza. Hace 50 años que todas las tardes enciende estas luces de colorines, les quita el polvo a los bancos de las esquinas, donde los padres ven pasar a los niños girando una y otra vez sobre la miniatura del coche de Fernando Alonso, sobre los vieneses caballos del subibaja del carrusel. Llegan los primeros niños. El uno se monta en el coche de bomberos y toca la campana. El otro, en el amarillo coche de caballos, como arrancado de una parada antigua. Suena ahora el largo silbido. Como un latido humano, empieza el chucuchucu de la maquinaria bajo del mágico círculo de los cacharritos. Las calesitas las siguen llamando en Triana. El baby le llama, con jerga de feriantes, su prodigioso dueño, este vendedor de sueños infantiles por 2 euros una vuelta y 5 el abono de tres. Su abuelo y su padre estaban ya en el negocio. Tenían volaores y calesitas en la Plaza de Anita y por el Hotel Guitarra. Su padre le compró a Navarro y a Toledo los dos cacharritos que ponían en El Prado. De allí vienen muchos de estos coches, como la amarilla manola de caballos, qué preciosidad de miniatura, o el carrusel de mecánicos alazanes que suben y bajan con risas de niños en su montura...»
Bueno, pues las calesitas de Luis León, que están en Triana montando sueños infantiles desde hace 50 años, pueden convertirse en un glorioso recuerdo. Ángel Bautista y Emilio Jiménez Díaz, trianeros de guardia, me lo alertan. Al tío de las calesitas del Tardón el Ayuntamiento le ha dado orden de desalojo. Tal como suena. ¿Qué daño le hace a nadie allí con las vueltas de sus calesitas, como un reloj por el que no pasara el tiempo, que giran y giran como el tic tac del corazón de la memoria, en las que se han montado los padres y los abuelos de estos niños trianeros que ahora se suben? Las calesitas estorban al Ayuntamiento. Este Ayuntamiento de Sevilla que la tiene tomada con Triana le dice a León que levante sus cacharritos porque quiere hacer allí... Aguanten la risa o contengan la indignación: ¡aparcamientos! El mismo Ayuntamiento que se cargó los de la calle San Jacinto quiere hacer ahora 15 aparcamientos donde las calesitas. ¿Es que no hay otro sitio donde hacerlos en Triana, más que precisamente en las calesitas de León? Hijos míos, digo como lo del embajador inglés y los manifestantes: mejor que hacer 15 aparcamientos en la plaza de San Martín de Porres, no haberlos quitado en la calle San Jacinto, joé.
Por Triana reparten papeles pidiendo la amnistía para las calesitas de León. Desde esta parte de Triana que es El Arenal, yo convierto ahora el recuadro en una de esas octavillas y pido al Ayuntamiento la amnistía para unas calesitas. Los que llegaron al Ayuntamiento con el lema de «la construcción de un sueño» no pueden destruir el sueño de tantas generaciones de trianeritos subidos en los cacharritos de las calesitas de León.
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