ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El I.D.P.: Indice de Dependientes en la Puerta

Como estamos en manos de la Sociometría, hay que inventarse indicadores. Cuando la presentación del libro de Zoido o la recepción del PP en el Alcázar me inventé el I.A.P.: el Índice de Arrimados al Perol. Cuanta más gente haya en torno a Rajoy, a Arenas o a Zoido con intención de arrimarse al perol, más posibilidades de ganar las elecciones tiene el PP y más se huelen la victoria los pesebristas del «¿qué hay de lo mío, Javier?». Que no veas el olfato que tienen para orientarse, qué tíos. El I.A.P. nos dice que en los actos de Espadas hay sólo 0,012 pesebristas por metro cuadrado, mientras que en los de Arenas y Zoido el aparato de medir el I.A.P. se changa y se pone a echar humo, de la cantidad de tiesos con ganas de arrimarse al perol que hay.
Paseando por esta deliciosa Sevilla de mesa camilla y copa con brasero de cisco picón, disfrazada en sus calles de Teruel sin torico, ojú, qué frío, me he dado cuenta de que el pulso del comercio y la actividad de las cajas registradoras criando telarañas se puede medir por otro índice: por el I.D.P. Es el Índice de Dependientes en la Puerta de las tiendas, sin vender una escoba por culpa del Plan Centro.
Es la estampa de estos días de la cuesta de enero, a pesar de las rebajas y de los cartelones de todo al 50 por ciento. Basta con abrigarse bien y darse un paseíto por las calles del centro. Por las clásicas del comercio del centro. Vayan por la calle Puente y Pellón, por Lineros, por La Venera, por la calle Cuna, por la calle Córdoba, por Cerrajería, por Sierpes, por Sagasta, por Blanca de los Ríos, por Francos. A la puerta de los bares verá la penosa estampa que nos ha traído esta dictadura de la Ley Apagada impuesta con el rigor de la Ley Seca en el Chicago Años 30 de Al Capone: la gente fumando en la calle, entre copa y copa, aterida de frío. Con lo que se demuestra que fumar es malo para la salud. No por el cáncer ni por las cardiopatías, no, sino porque como si quieres fumar te tienes que salir a la calle, coges unas pulmonías dobles que como te descuides vas derecho a una esquela del modelo 5.
Y si a la puerta de los bares están los fumadores perseguidos hasta el catre, a la puerta de las tiendas, sin fumar, sin encender un solo cigarrito (todos sinta, sinta-baco), están los dependientes y los dueños de los establecimientos, echando la tarde o la mañana fuera, viendo pasar a la gente sin una sola bolsa de compras en la mano y sin pararse siquiera a mirar los escaparates.
A los que diseñaron el Plan Centro yo los llevaría por las calles que he citado, aparato medidor del I.D.P. en mano, para que vieran a los dependientes de brazos cruzados en la puerta de las tiendas que van camino de la ruina por culpa de estos señores que la tienen tomada con los coches, con los comerciantes, con los vecinos del centro y con el barrio de Los Remedios, y que fomentan a la gentuza que invade el centro los fines de semana como si fuera la toma del Palacio de Invierno y se gasta menos que Griñán en taxis. Hasta chinos he visto puestos en la puerta de sus tiendas, mano sobre mano, con «mono» de no poder trabajar como un chino, porque la gente no entra ni en los desavíos de los 20 duros, por la sencilla razón de que no puede entrar al centro. ¿La crisis, la cuesta de enero? No, el Plan Centro es el que da estas terroríficas cifras del I.D.P. En Los Arcos, como se puede aparcar, el I.D.P. es, como el de la ojana de El Vito, 0,0%.
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