ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Gambas de San Valentín

Importándola de Estados Unidos o quizá de su Cuba de indiano asturiano, donde se fue a hacer las Américas con su primo Ramón Areces el del Cortinglés, la cursilada de San Valentín la inventó Pepín Fernández, el creador de Galerías Preciados. El Día de San Valentín es, pues, un invento del franquismo, que no me vengan con cuentos. Más que a otras cosas que están muy bien perdonadas y olvidadas, yo le aplicaría la Memoria Histórica a estos «ninots indultats» del franquismo, como la horterada insoportable del Día de los Enamorados. Título de una película de 1959, dirigida por Fernando Palacios, con Tony Leblanc y Concha Velasco, cinta que le puso música al espanto. Música de Augusto Algueró, por descontado, que cantaba Monna Bell, qué antigüedad: «Hoy es el Día de los Enamorados/con ansias y esperanzas de un querer,/por eso teniéndote a mi lado/tu amor en este día lograré».

¿Pero se puede cantar una cursilada mayor? Yo no sé si hoy es el Día de los Enamorados o el Día de la Cursilada. En aras de eso que llaman «romántico». Hijos míos, ¿es que no habéis leído los tragediones que ponían en escena los autores románticos, es que no conocéis las desgarradas vidas descritas en sus novelas? ¿Por qué esta versión del XIX en almíbar? ¿Por qué aplicáis el concepto de Romanticismo a esta visión cursi del amor, que además muchas veces ni siquiera es amor, sino ganas de darle directamente un revolcón a una señora?

Hoy, horror, no es el Día de los Enamorados: hoy es el día de las tartas con forma de corazón; de las cajas de bombones con forma de corazón; de los lazos rosas en los ramos de flores, venga flores... Hoy hay escaparates de confiterías y de floristerías que tienen un ver. Igual que hay concursos de escaparates con motivos eucarísticos el Día del Corpus, deberían convocar otro del escaparate más cursi en el Día de los Enamorados.

Cursilería con la que han acabado de un plumazo en Cádiz. «Sevilla tuvo que ser», no: Cádiz tuvo que ser. Todas estas noches de retransmisión del concurso de Carnaval por Canal Sur Radio en su frecuencia de Radio Andalucía Información y con la profesionalidad y gaditanismo de Juan Manzorro, se ha venido emitiendo una cuña publicitaria sobre el Día de los Enamorados que sólo se podía haber grabado en la Ingeniosa Gades. Es de un restaurante cuyo nombre pongo en el cuadro de honor contra la cursilería de San Valentín: La Marea. En su sede de la escuela de vela Juan Sebastián Elcano, bajando el puente Carranza a mano derecha, conforme se entra en Cádiz, La Marea anuncia sus cenas para el Día de los Enamorados. Pero mientras en otros restaurantes anuncian mesas a media luz con velas «románticas», cursiladas de violines y cócteles afrodisíacos de color rosa, en La Marea se dejan de cuentos y se trabajan directamente la gamba. Dicen:

—Ya está bien de tantos ramos de flores. ¡Dígaselo con gambas!

Óle, óle y óle. Y al que no diga óle, que se le seque el ramo de flores tan cursi que le ha mandado a su mujer. Porque en el anuncio, además, sale la supuesta amada y dice, con toda la gracia de allí:

—Gracias, hijo, estaba ya jartita de tantas flores.

Desde luego. Mejor con gambas. Ahora, que como la moda de la gamba de San Valentín llegue a Sevilla, no quiero ni pensar el camión de exquisitos productos de la mar de Manolo Loreto que le mandará el Tío de la Mariscada a su camarada compañera.

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