El pasado 22-M no elegimos alcalde, sino concejales. Esos concejales eligen hoy alcalde. Así es la ley electoral y así lo dice bien claro la invitación para el pleno de esta tarde en el Ayuntamiento. Donde los 20 concejales del PP elegirán alcalde a Zoido. A quien no le arriendo las ganancias. Llega al mejor sitio, mas en el peor momento. En plena crisis, Zoido llega a un ayuntamiento descapitalizado, con un déficit de caballo, con facturas pendientes hasta en pesetas. A un Ayuntamiento donde los que se van dejaron su tela de araña de paniaguados del partido convertidos en funcionarios fijos. A una ciudad desfigurada por los planes de la modernidad, que han dejado a Sevilla que parece Albacete con armaos. A un Ayuntamiento desprestigiado ante los vecinos, convertido en una máquina de recaudar, de estrechar calles y quitar aparcamientos, de tirar el dinero, de gobernar mirando al tendido de las minorías más radicalizadas y marginales, que por cierto veremos a ver si no la lían esta tarde en torno a la Casa Grande, mira cómo no se van a protestar a la Delegación del Gobierno, que es del PSOE, ni a la Junta, que es del PSOE; qué forma de enseñar la patita y de vérseles el plumero...

Pero somos muchos los que tenemos puestas todas nuestras esperanzas en Zoido. Los sevillanos queremos volver a ser lo que fuimos. Y que el Ayuntamiento sea otra vez la casa de todos, el asiento de la cordura, la morada de la austeridad y el buen gobierno. Zoido lo tiene muy difícil, con todos los progres profesionales, sus aparatos de propaganda y el pesebre nacional y regional dispuestos a armarle la garata. Pero yo creo que lo hará bien. ¿Saben por qué? Porque es de Montellano.

Las esperanzas en este alcalde nacido en Montellano me las ha dado un paisano suyo, un tal Carlos Román, que ha logrado algo más difícil todavía que meter en cintura al Ayuntamiento. El montellanero Carlos Román ha conseguido enseñarle doma clásica a un burro. A «Caramelo», un burro entero, tordo, al que con mucho trabajo, paciencia e ilusión le ha enseñado el paso español, el «piaffe», el «passage» y la corbeta. Tú ves a Carlos Román con «Caramelo» en la pista de doma y no sabes si es un burro o un caballo cartujano de la Real Escuela de Arte Ecuestre de Jerez. Y lo mejor que le ha enseñado Carlos Román a «Caramelo» es algo muy clásico: el arreón y parada. Deja «Caramelo» en la arena el rastro de la frenada de sus herraduras como si fuera el coche de Fernando Alonso, joé.

Espero que el montellanero Carlos Román, por Seur 10 o por cosario, le mande hoy a su paisano Zoido la fusta con la que ha conseguido ese prodigio de enseñarle doma clásica a un burro. Y que a la tarde, cuando el concejal de mayor edad le entregue el bastón de mando como alcalde, Zoido lo trueque inmediatamente por la fusta montellanera de enseñar doma clásica a los burros. Lo que Zoido tiene que hacer en el Ayuntamiento y en las circunstancias en que va a tener que hacerlo es tan difícil como enseñarle el «piaffe» y el «passage» a «Caramelo». Por eso debe tener firme en su mano el bastón-fusta. Para ponerse a dar fustazos en nombre de sus 166.040 votos. Sevilla necesita mucho arreón y parada. Arreón de ilusiones y parada de despilfarros. Como ese coche oficial que todos los días iba y venía a Carmona tirando nuestro dinero para traer y llevar a su casa a la fotocopia chuchurría de Victoria Vera que teníamos como delegada municipal de Cultura.