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COMO siempre, ha sido más que generosa y masiva la respuesta de los lectores a mi llamamiento para tuitear la memoria de Sevilla: meter en muy pocos caracteres de teclado de ordenador los recuerdos de muchas generaciones de soñadores de una ciudad que sigue existiendo en la memoria. Aquí va, pues, otra morterada de recuerdos, aportados por los lectores. Una Sevilla que vuelve al evocar unos nombres, unos establecimientos, unos anuncios. (Y se siguen admitiendo y agradeciendo más aportaciones en redcuadro@yahoo.es).
El olor a gambones a la plancha del Bar El Tubo, en la plaza de San Francisco. Guiamo. Imprenta Raimundo. Papelería Sevillana de Ramón Latorre. La Recua. La discoteca Don Felipe. Don Gonzalo. Turín en la calle Asunción. El cine Palmera. Los huevos a la flamenca de Casa Calvillo. La saga de los Porretas en Radio Sevilla. Simago. El Lubre. Establecimientos Ortega en La Gavidia. Galerías Preciados. Barquitos Loly. El Bar Plata. El teléfono en la parada de taxis del Edificio Elcano. Impermeables Piumadoro. El Bar Aurora en El Arenal. El Bar Regi en el Postigo. La Venta Ruiz.
Yo tengo fe en mi café, mi café Saimaza. Lo digo yo, lo dices tú: el mejor café, Catunambú. Los Hermanos Salao. Los Hache Hache. Carpanta y su Costilla y las cosas de Sevilla. El Mago Tranlarán. Achúcarro y Agüero. López, Alabanda y Cardeñosa. ¡Ha salido La Gole, La Goleada! Siete, Siete, Siete Puertas, usted tiene la ventaja. Calzados Garach imponen la moda. Las Pardales. La Venta Abao. El Oasis, con Santi grabando relojes y Alberto Matey de vocalista. Viña Blanca. La Venta Marcelino. La Parrilla del Cristina. Radio Vida. La Voz del Guadalquivir. La terraza del Baturone. El autobús de Damián Millán a Los Remedios. La Ponderosa en la Gran Plaza.
La barbería de El Chano, en la calle Rivero. Las oficinas de la Catalana de Gas. Vilima, Lagar 2. El 0´95. El de las palomitas cordobesas, que al pasar por Ochoa cantaba: «Qué buenos pasteles tiene/qué buenos pasteles tiene...». El Grano de Anís en la calle Laraña. Las Filipinas. El Pija, jefe de la clac del teatro San Fernando: «Pija, quillo, tienes algo?» Brazojierro y los marisqueros del Parque, con sus canastos. La marisquería de Emilio en un rinconcito del mostrador de Los Corales. Peluquería Bors: «Se esculpe el pelo a navaja». La rifa de la vaquita del Betis a los sones de un tambor rociero. La Vendimia Jerezana en la calle Rosario, frente a la Casa de Socorro. La Casa de Socorro de la calle Alhóndiga. El Equipo Quirúrgico. La taberna de San Eloy, donde los dos camareros de la parte izquierda de la barra eran sevillistas y los de la parte derecha, béticos, y los clientes se agrupaban según colores. La Academia Gorca. Reportín en la calle Sierpes. Almacenes La Llave en la calle La Cuna, como le decía Antonio Parugué, que fue cochero de los Piñar Pickman, capitán de los Armaos, capataz de San Isidoro y guarda de Izquierdo Benito. Bodegas Cepejón en Chicarreros. La Preventiva en la calle Josefa Reina Puerto, vulgo Callejón de los Pobres. Casa Aleixandre en Sierpes. Eulogio de las Heras. Pascual Lázaro. Librería Atlántida. Librería Internacional de Lorenzo Blanco. El cura Don Francisquito. Don Otilio. El tío que vendía perritos en una jaula en la Avenida, junto a la puerta del Colegio de San Miguel. Casa Mateos («Don Juan, ¿lo de siempre?», y le endiñaban un coronel de tinto). Embutidos Aulet, junto al Hotel Luz Sevilla.
Ah, y Don Rafael, el cura de San Isidoro, que le negaba la comunión a las mujeres que no llevaban velo.
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