ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Faltaba Rigoberta

TENGO muy claro lo que ha sido la llamada Conferencia de la llamada Paz del llamado San Sebastián sobre el llamado Conflicto. Es como si Miguel Carcaño hubiera llamado a sus coleguillas para que tras una botellona publicaran un papel diciendo que es la mejor persona del mundo, y que si Marta del Castillo apareció muerta la pobre, algo malo habría hecho. Sí, pongo a la Conferencia de San Sebastián a la misma altura que un Congreso de Violadores, que un Simposio de Atracadores, que una Asamblea de Parricidas o que una Reunión de Secuestradores. O más exactamente: a la misma altura que una Conferencia de Verdugos. De asesinos se trata. Con una salvedad: es como si el PNV y sobre todo el PSOE hubieran apoyado un Congreso de Violadores, un Simposio de Atracadores, una Asamblea de Parricidas, una Reunión de Uxoricidas. Una Conferencia de Verdugos. Del PNV, que es de carga y pasaje, me lo espero todo. Pero no me podía imaginar que el PSOE se pusiera al lado de los que le asesinaron a Múgica, a Buesa y a Lluch, entre otros muchos compañeros, y que encima los justifiquen. Ha sido todo la lamentable resurrección de aquel Proceso de Pazzzzzz con el que ZP quiso ponerse medallas antes de que la crisis le estallara entre las manos. Proceso de la Paz de los Cementerios que creíamos felizmente olvidado, superado y archivado. Esperemos que, como en aquellos entonces, la ETA no vuelva a dejar su tarjeta de visita en la T-4.
Y si tengo muy clara la claudicación del Gobierno de la nación y de la autonomía vascongada una vez más, ahora ante la banda en su Congreso de Violadores, digo, en su Reunión de Secuestradores, digo, en su Conferencia de San Sebastián, lo que no me cuadra es que haya sido tan corta la presencia de reconocidos granujones internacionales como palmeros «mediadores del conflicto». Por cierto: ¿qué conflicto? ¿Conflicto es que la ETA haya asesinado a 900 personas y que al Partido Socialista y al PNV eso les parezca ahora divinamente? ¿Conflicto es que ahora en octubre hace años que la ETA vino a buscarme hasta mi casa de Sevilla, con lo lejos que está Sevilla de las Vascongadas, porque quería quitarme del tabaco?
Como digo, me sorprende lo corta que ha sido la representación de granujones cómplices internacionales de los colaboracionistas interiores de la ETA. De un Gobierno de Ajuria Enea que a estos efectos es como el de Vichy: colaboracionista con los nazis. Y de ese PSOE que no se olvida del Proceso de Pazzzz de su hoy amortizado señorito. Los abajofirmantes del documento me han sabido a poco. Eso de que solamente estuvieran Kofi Annan, Gerry Adams, un irlandés nuevo en esta plaza y una señora gorda y noruega me ha defraudado totalmente. A estos congresistas asesinos o a estos asesinos congresistas se les van las mejores. ¿Sabe usted a quién he echado de menos en San Sebastián, pero tela? Hombre, ¿a quién va a ser? ¡Al juez Garzón! En esa partida faltaba el juez Garzón. Será que no se pusieron de acuerdo en el caché y en los gastitos de viaje, o que no encontró un banquero que se lo patrocinara. ¿Y saben a quién he echado también de menos, pero muchísimo? Pues a Javier Pérez de Cuéllar, otro profesional de la cosa. Pero sobre todo, aunque esas ausencias sean dolorosísimas, a quien he echado más en falta ha sido a la inevitable Rigoberta Menchú. Por Dios, señores asesinos de la ETA: ¿cómo se les ocurre a ustedes convocar una conferencia internacional de granujones y no traer especialmente invitada a doña Rigoberta Menchú? Y qué pena que Saramago en paz descanse, porque con los tres dichos y con el portugués, la cosa hubiera quedado ya de cine. De Concha de Oro de la poca vergüenza.

 

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