ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Más medidas sevillanas

EN estos teléfonos móviles nuevos que no se pulsan las teclas para llamar, sino que hay que deslizarles el dedo por la pantalla, como las mujeres que se las dan de limpias lo pasan por los muebles cuando van a casa de la vecina, para darle a la jacha de lo guarra que la tienen... En estos teléfonos móviles nuevos que ves a la gente en los bares con Güifi, toda entusiasmada, mirándolos y escribiendo en ellos con los dos pulgares, como si estuvieran rezando el rosario, pero sin rosario, y con el aparato dándoles en la cara una luz como de pintura de la escuela holandesa... En estos teléfonos móviles (y a ver si a la tercera completo la frase sin anacolutos, joé) vienen unas aplicaciones para que te midan las cosas según el sistema inglés o según el sistema métrico decimal. Esto es, en grados Fahrenheit de temperatura, millas por hora de velocidad y pulgadas de distancia; o, por el contrario, en grados Celsius, kilómetros por hora y milímetros y centímetros.
Pero como ni Nokia ni Samsung tienen vergüenza, no traen los móviles nuevos las medidas más útiles en nuestra tierra, que es nuestro querido Sistema Métrico Sevillano. Que como venimos explicando es mucho más exacto que el decimal, dónde va a parar, que no tiene unidades para aforar magnitudes que el sistema sevillano te da con precisión de reloj suizo de El Cronómetro. Por ejemplo, en los sistemas de medición al uso se pueden establecer los grados de humedad. ¿Pero y los de sequedad? El sevillano tiene la unidad perfecta para medir la sequedad de algo: la mojama. Cualquier cosa bien seca lo está más que la mojama, que es la siguiente escala al ojuntuerto que comentábamos el otro día.
Sistema métrico el sevillano muy personalizado. No creo que en ningún otro lugar del mundo se usen personajes para mediciones defecatorias. Como el pobre y mítico Panete, que es la unidad de medida de la indignación: —¡Me cago en la leche que mamó Panete! ¿Quién sería el nota éste, el tal Panete? Qué mala lactancia escatológica está teniendo el pobre desde que nació. Porque hay quien afora y mide las defecaciones lácteas en Panete con mediciones del tipo:
—Me cago siete millones de veces en la leche que mamó Panete.
Ay, los millones... La de los millones no es solamente la agraciada Lotería de Sagasta, sino la forma de contar del sevillano. La madre que le riñe al niño:
—Niño, que te he dicho catorce millones de veces que eso no se hace, a ver si te voy a tener que castigar...
La magia de los millones y del 7. O la del 15, número que se emplea para determinar calibres, como un pie de rey popular: —Manolo está hecho un vaina del quince... Objetos no significantes como la guita sirven al sevillano para hacer virguerías en su sistema de pesas y medidas. La guita es la unidad de la pereza, transformada en muelle: —Ese tío es más flojo que un muelle guita. La guita afina el calibre e intensidad de los enfados y cabreos según las estimaciones del empleado sevillano:
—Ten cuidao, que el jefe viene hoy que le pega una corná a una guita...
¿Y lo de la Torre Pelli, cómo lo medimos? Como el pellón como unidad del dispendio cuando la Expo, ahora habría que inventar la unidad de medida de cómo cargarse a Sevilla: el pelli. Para hacer con la torre lo mismo que con la leche que mamó Panete. Pero siete mil millones de veces.

 

Articulos de días anteriores

Ir a página principal (Inicio) de www.antonioburgos.com

 

Para buscar dentro de El RedCuadro

 
    

 

Correo Correo

Clic para ir a la portada

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio