Si no fuera porque es americano, yo diría que el perro Uggie es primo de Pancho, aquel maravilloso fox terrier español que anunciaba la Primitiva. Lo recordarán: el perro habilidoso y sinvergonzón al que su dueño mandaba por la Primitiva y se quedaba el tío con la pasta, yéndose de vacaciones al Caribe con perritas mulatas sabrosonas y mojitos caninos al pie de la piscina. Uggie no es sinvergonzón. No se queda con el dinero de nadie. Se queda sólo con el asombro de los espectadores de "The Artist", la película ya premiada en los Globos de Oro, y se admiran de sus habilidades como actor. Lo mejor de "The Artist" es el perro. Un terrier Jack Russell, nacido en 2002, blanco con la cabeza deliciosamente canelita. Fue abandonado en una perrera de Los Ángeles y lo iban a sacrificar cuando lo vio Omar Von Muller, un adiestrador de animales para el cine, y lo salvó. Uggie es un perro que dan ganas de llevárselo a casa, aunque en ella, como servidor, tengamos gatos. Aunque no sé si habrá paladar para tanto en esta España que maltrata a los galgos y extermina como alimañas a los gatos. El otro día acudí a la peli de Margaret Thatcher en el cine donde antes había visto "The Artist" y habían puesto en la taquilla un aviso que habla muy mal del nivel cultural patrio: "Se comunica a los señores clientes que "The Artist" simula una película de los años 20, por lo que es muda y en blanco y negro". ¡Qué barbaridad! Así andamos. Cuando han puesto ese letrero, señal que ha habido espectadores mijitas y torpes, torpes, torpes que han pedido el libro de reclamaciones porque el sonido de la película no funcionaba. Dicen que la ironía no funciona en la radio, pero a la vista está que las obras de arte hechas con los mimbres del cine mudo tampoco funcionan en esta nación iletrada e inculta.
Mimbres entre los que la palma, la Palma de Cannes, se la lleva Uggie. Uggie es mucho más simpático que Lassie y que Rin Tin Tin, dónde va a parar. El perro Uggie es mucho mejor actor que multitud de artistas españoles puestos de subvenciones hasta las cejas. El actor de la película, Jean Dujardin, ha ganado el Globo de Oro. Una injusticia. El Globo de Oro se lo tenían que haber dado a Uggie, que es lo más simpático de toda la cinta. Una revista americana de mascotas, «Dog News Daily», ha creado una especie de Oscar perruno, los Golden Collar Awards y tiene a Uggie como principal nominado. Me parece poco darle a Uggie un Oscar perruno, como me pareció una injusticia que los Globos de Oro se los llevaran los humanos de su película y no él, estrella de la producción con una antológica carrera para salvar al muchacho de las llamas, con el mejor sabor del cine mudo, y que aparte de ello sabe hacer patinaje de tabla, cae fulminado haciéndose el muerto cuando oye un disparo y hasta ronca durmiendo la siesta. ¿Habrá algo más humano que un perro que ronca durmiendo la siesta? (Mi humanísimo gato Remo cuando duerme la siesta también pega unos ronquidos que se oyen en Pamplona.) Por eso, por humano, a Uggie hay que darle un Oscar de verdad, no un Oscar perruno en plan bendición de animales por San Antón. ¿No puso Rin Tin Tin sus huellas en el cemento del Paseo de la Fama de Hollywood? ¿Por qué Uggie no ha de tener su Oscar? Lo piden sus partidarios en Internet, ¿dónde hay que firmar? Visiten Facebook, donde Uggie es la estrella de un muro donde le piden el Oscar, el Oscar de pleno derecho. El sitio se llama "Consider Uggie" y cuando escribo estas líneas tiene 8.656 seguidores. Pocos me parecen. Y es que en cuestión de Oscar, entre Uggie y, ¿qué digo yo?, Pedro Almodóvar, es que no hay color...