Hoy se cumplen exactamente 200 años de aquel 18 de marzo de 1812 en el que, al haberse cumplimentado en Cádiz por los Diputados el juramento de nuestra primera Constitución, el presidente de las Cortes Generales y Extraordinarias se dirigió conmovido a tan Augusto Congreso con estas palabras: "Señor, llegó por fin el día tan deseado de la Nación española, este día que será memorable en los siglos venideros, con la Constitución de la Monarquía que hará para siempre la felicidad de la Nación."
Y se cumplen unos pocos menos años, treinta o algo así, de que el Club Liberal de Cádiz, contra viento y marea, viene celebrando la fecha con la ofrenda de una corona de laurel ante el que en Cádiz es por antonomasia "el Monumento". Que no es otro que el que bastante después de cumplirse un siglo de su promulgación fue levantado en la Plaza de España a la Constitución de 1812. Celebrar hoy el aniversario doceañista no tiene mérito. Cuando lo tenía era en aquellos años de la hegemonía del felipismo, cuando Alfonso Guerra acababa de ejercer de Juan Simón para enterrar a Montesquieu y, con él, al propio espíritu doceañista. Aquel día de San José los gaditanos del Club Liberal no salieron en procesión cívica desde la plaza de San Antonio, junto a la casa de Pemán, hacia el Monumento de las Cortes, sobre el que un día de 1956 se posó el buitre que inspiró, simultáneamente, una Tercera de ABC a don José María y un cuplé de Carnaval a Paco Alba en su comparsa "Los sarracenos": "El buitre que vino a Cádiz al monumento,/seguramente lo trajo una racha viento". Aquel año, como las libertades doceañistas estaban casi difuntas y enterradas en España, los liberales de Cádiz encaminaron su procesión cívica hacia la Alameda y arrojaron la corona de laurel sobre las aguas de la mar, desde el rediente de la muralla de San Carlos, como si la Libertad hubiese muerto en un naufragio.
Ahora no tiene el menor mérito celebrar la Constitución. Aunque se cumpla la cifra redonda de los 200 años. La Pepa en Cádiz siempre, aunque haya cumplido 200 años, está hecha una pibita. Aunque, la verdad, a mí, como a muchos gaditanos, no me gusta que a la Constitución de Cádiz le digan La Pepa, qué falta de respeto. ¿Qué confianza tienen con ella como para llamarla así y por qué se olvidan del Cádiz que la parió? Si por lo menos la llamaran Doña Josefa... Porque la que inspiró no sólo las libertades patrias, sino el nacimiento de muchas naciones americanas y sobre todo el espíritu liberal y abierto de la Ciudad de Cádiz que la parió, se merece un respeto.
Como se lo merecía en este Bicentenario frustrado la propia Ciudad Constitucional que puso la Cuna para que naciera la Libertad. Hoy España celebra muchas cosas en Cádiz, pero Cádiz apenas tiene nada que celebrar sobre sí misma. Cuando se acercaba la fecha mágica del 2012, muchos pensamos que iba a ser para Cádiz como el 1992 para Sevilla. Que el Bicentenario de la Constitución iba a ser para Cádiz como la Expo para Sevilla. No ha sido así. Sevilla tuvo a favor el viento de tres administraciones, la nacional, la autonómica y la local, en manos del mismo partido. Cádiz ha tenido en contra el viento de un gobierno central socialista que ha castigado que la alcaldesa sea del PP e impedido que la ciudad gane el barlovento de todos los proyectos del Bicentenario. No han terminado ni el segundo puente sobre la bahía, que no se llamará de La Pepa, sino que, como su mismo nombre indica, para los gaditanos siempre será "el segundo puente". Y a Cádiz no ha llegado el Ave en el 2012, como prometieron. Se va a cumplir el dicho gaditano: ¿"Sabes cuándo llegará el Ave a Cádiz? Pues cuando se le rompan los frenos en Sevilla".