Benito Moreno, el pintor y cantautor que ha alcanzado gloria
inmarcesible, aunque anónima, con sólo tres compases de su "Rá,rá,rá"
en la sintonía de "El Larguero", se califica a sí mismo como
sevillano rarito. Proclamó la rareza de su sevillanía en una
canción que estrenó en el Lope de Vega en tiempos más que
difíciles para la libertad. Hay muchos tipos de sevillanos,
pero Benito Moreno, definiéndose, quizá describa el
arquetipo de los sevillanos de la secreta, de los sevillanos
antitópicos, de la otra cara de los que en Cádiz llaman "los
miarmas". Sevillanos sin arsa y sin olé, sin capirote y sin
sombrero alancha.
Transcribo unos versos de la canción "Sevillano" de Benito
Moreno para que comprendan de qué tipo de rarito estamos
hablando: "Soy un sevillano tonto,/un sevillano aburrido,/de
esos que se van de pronto/sin anunciar que se han ido". Y
añade, haciendo hablar a ese sevillano: "Creo, Señor, en tu
Gracia/porque has hecho al ser humano/y también en la
desgracia/de a veces ser sevillano". Para rematar con cierto
recuerdo saetero del hermano de Manuel Machado: "No me pidas
para ser/sevillano de los buenos/que te rece el Viernes
Santo/vestido de nazareno,/suprímeme la desgracia/de caer en
la tentación/de volverme un sevillano/de esos de
televisión,/hazme sevillano bueno,/hondo sevillano hondo,/no
me hagas sevillanito/señorito y sabiondo".
Aparte de que Benito Moreno dice en estos últimos versos una
mentira muy gorda, porque es un sevillano hondo que le viene
rezando desde hace muchos años al Señor de la Cruz en
Jerusalén vestido como primitivo nazareno del Silencio
durante la estación de penitencia de la Madrugada, todo lo
demás está vigente, y describe a la perfección al sevillano
folklóricamente incorrecto.
-- Al saborío, vamos...
Bueno, el saborío sevillano también tiene su sabor. Un
sabor, si me apuran, más hondo y verdadero que el sevillano
paladar oficial de la sal y el salero. Un sabor a yema de
San Leandro, a bacalao de vigilia, a tomate con sal, a
trianeras avellanas verdes. Esa Sevilla silente de Benito
Moreno existe y quizá hasta es más verdadera que la otra,
falsa y aduladora, bulliciosa, de abrazos con puñalada por
la espalda incluida. Mañana, día de San Fernando, la ciudad
rendirá homenaje a uno de estos sevillanos raritos. Aunque
dicen que tiene claroscuros en su biografía... Aunque no se
explican que el homenaje se lo dé un poder municipal que
está en sus antípodas ideológicas... Aunque dicen que hizo
mucho por Sevilla, que de Cruz Conde a nuestros días nadie
la modernizó tanto ni la hizo avanzar como él... Aunque
dicen que si patatín y que si patatán, incluso con división
de opiniones, bronca en los tendidos y hasta almohadillas en
el ruedo, yo no entro en esa polémica, porque le considero a
este sevillano rarito un mérito tremendo. Mérito que no
tiene nada que ver ni con la gobernación de España, ni con
la Expo del 92, ni con nada de eso.
El mérito de verdad es que Sevilla haga Hijo Predilecto a un
sevillano serio y hondo que no es de ninguna cofradía; que
nunca lo ha visto nadie viendo pasos por las calles en
Semana Santa; que nunca salió de nazareno, ni de niño; que
mucho menos se lo han encontrado en ninguna caseta en la
Feria; que no le gusta el Rocío; que no frecuenta bares ni
cuenta chistes; que no baila sevillanas; que no ha aparecido
en su vida por la Velá; que fijo que no ha ido nunca a ver a
los seises; que quizá nunca haya subido a la Giralda; que
seguro que no ha pisado la plaza de los toros; que no ha
querido ni salir de Rey Mago ni dar el pregón; que no es
oficialmente sevillista ni bético. ¡Eso sí que tiene mérito,
que la Jacarandosa y Folklórica Ciudad haga Hijo Predilecto
a un sevillano rarito como el que cantaba Benito Moreno!
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