En esta España
donde hay tantos que viven del aire, Tarifa ha sabido
sacarle las ganancias al viento. El mayor mérito histórico
de la gesta tarifeña de Guzmán el Bueno no es que resistiera
sin entregar la plaza al moro que tenía cautivo a su hijo y
le arrojara su propio cuchillo para que lo matara. El mérito
mayor de Guzmán fue que, a pesar del levantazo que hacía
aquel día, el cuchillo no se fuera literalmente a tomar
viento y tuviera el puñetero moro que ir a recogerlo a
Tahivilla o a Facinas.
De la desgracia de tener que vivir entre dos mares ("la mare
que parió al poniente y la mare que parió al levante")
Tarifa ha hecho su industria turística y deportiva. Su
máximo atractivo mundial es el levantazo, ideal para el
windsurf y el kitesurf, del que decía el difunto Juan Luis
de Tarifa, enamorado de "su levante guapo", que un día llegó
un alemán con su tabla y con un perro dálmata. Sacó a pasear
al perro, y cuando volvió a su cabaña de la Plaza de los
Vientos del Hotel Dos Mares, el perro era completamente
blanco: el levante soplaba con tal fuerza que hasta se había
llevado los negros lunares del dálmata.
Gracias al viento que espanta a los bañistas convencionales
y masivos, Tarifa no fue hollada por el desarrollismo
turístico del franquismo que levantó muros de cemento en
forma de edificios de apartamentos junto a la mar de
Benidorm o incluso a la mar del Coto de Doñana. El levante
fue el gran PGOU que preservó Tarifa. Las únicas
construcciones que hay a pie de playa de Los Lances son los
abandonados búnkeres de la II Guerra Mundial, que la España
coleguilla del Eje construyó por si nos invadían los
aliados. En Tarifa no hay playas con sombrillas, tumbonas,
bloques de apartamentos y horteras al sol. Tarifa es un
paraíso, y la meca de los surfistas del mundo precisamente
por su carácter bravío, salvaje, intacto, con el monumento
natural de la Duna de Valdevaqueros, con la hermosura de
tener África a la vista en el horizonte, de acostarse viendo
el estrellerío de las luces de Tánger al otro lado del
Estrecho. En Tarifa hasta se hacen realidad los sueños de
las canciones. Juro que junto al Tangana y a la escuela de
vela del Spin Out es verdad "que hay toros azules a la
orillita del mar".
Bueno, pues este paraíso natural intacto, que no fue tocado
por los 40 años del franquismo, ni por los 31 años del PSOE
en la Junta de Andalucía, se puede ir literalmente a tomar
viento (vamos, al carajo) con el PP en el Ayuntamiento de
Tarifa, que ha aprobado un plan para cargarse Valdevaqueros,
construyendo viviendas y plazas hoteleras en plan Benidorm,
¡hala! Con lo grande que es España, ¿no tenéis otro sitio
donde construir vuestro especulativo y destructor brote
verde más que Valdevaqueros? Cuando, además, en las
promociones del sector de La Marina y en el casco antiguo de
Tarifa hay una exposición permanente de letreros de "Se
vende". Las viviendas nuevas que quieren hacer, 350, son las
mismas vacías o por vender a las que nadie les mete el
diente en Tarifa. Donde lo que debería el Ayuntamiento es
potenciar la ciudad durante el invierno, que no sólo
estuviera llena en temporada alta. Promocionar todo el año
sus encantos naturales, a los que podemos añadir el colonial
Hotel Hurricane, el morrillo de atún de Morilla o la melva
canutera de La Tarifeña. Pues nada, señores concejales del
PP: que la Virgen de la Luz os conserve la vista para
cargarse el invento del que Tarifa vive. Y la torpe
ejecutiva regional del PP, encima, con Antonio Sanz a la
cabeza, apoyando la locura cateta, aunque Javier Arenas
veranee en Tarifa. Hijos míos, no os quejéis luego si
repiten el tópico de que el PP sólo alienta el desarrollismo
capitalista especulativo que atenta contra la Naturaleza. En
Tarifa, por lo menos, ¡yes verigüel fandango!
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