No
he leído en ninguna parte un reportaje que me encantaría: un
informe sobre toda una nueva generación de curitas jóvenes
sevillanos, que llegaron al Seminario con las carreras
terminadas, lo que en tiempos de la olvidada Obviam Christo
eran las "vocaciones tardías". Estos curitas jóvenes son
gente admirable, entregados a su tarea pastoral del primer
destino en un pueblo, recién ordenados y cantada la primera
misa con una madre de mantilla dándose la pobre una pechada
importante de llorar de alegría al ver a su niño cura.
Podría dar nombres de estos curitas jóvenes fantásticos, que
hacen reencontrarte con la verdad del Sacramento del Orden
y, desde luego, con el Dios del que dan testimonio con su
vida y su Palabra. Uno de ellos, coadjutor en una parroquia
de la capital y más rociero que Fátima Báñez, que ya es
decir, me ha escrito para contarme una bella historia,
paradigma de los tiempos que vivimos. Me dice el joven
curita:
"El otro día celebré la Misa de Boda de unos amigos de un
pueblo del Aljarafe. Dos jóvenes chavales de profundas
convicciones cristianas, que van a misa cada domingo,
cofrades, que quisieron entrar a los sones de "Estrella
Sublime" y salir con "Corpus Christi" y devotos de la Virgen
de los Reyes, a cuyas plantas quisieron casarse. No tienen
mal gusto los niños, no... Él es concejal de Asuntos
Sociales por el PP en su pueblo y sabe muy bien las
necesidades locales y quién ayuda de verdad a los pobres y
necesitados. Por eso, en los postres, en vez de repartir los
acostumbrados puros por parte del padrino y la novia
entregar a las señoras el detalle cursi que venga al caso,
les dieron a los invitados esta tarjeta que te adjunto: la
fotocopia de una transferencia de 300 euros para Cáritas.
Hubo lágrimas de emoción, 300 euros más que ofrecieron la
gente y un sentimiento de amor y caridad cristiana que nos
emocionó a todos. Esta vez sí supo la mano derecha lo que
hace la izquierda, para tocar el corazón de los demás. Y es
que a veces hay que vender lo que hacemos, sin pretensiones
de alabanza pero sí para hablar de lo bien que hacen las
cosas las gentes de Cáritas: mujeres y hombres voluntarios
que se quitan muchas horas de sus obligaciones y tiempo
libre para ayudar a los demás, sin distingos de clases o
religiones, sin clases sociales, sin mirar el carné de
partido. Cristianos que sufren el acoso de la Junta de
Andalucía que les ha quitado las ayudas, mientras las
mantiene a mansalva a sindicatos, partidos políticos y
demás. Estos novios con su caridad nos han ayudado a tener
más fe y más esperanza."
Y me manda el curita el tarjetón de este Cohiba Lanceros,
alanceador de hambres, de la transferencia a Cáritas que los
novios repartieron al final del banquete de bodas en vez de
habanos. Es un díptico. En una carilla, la fotocopia de la
transferencia a la Cáritas Parroquial del pueblo. Pone las
cuentas, el precio del puro y el número de asistentes
varones: 2,50 por 120=300 euros. Y en la otra carilla, un
bello texto: "Tal vez esperabas recibir un puro, un
bolígrafo, un llavero o cualquier otro recuerdo que a buen
seguro perderías en poco tiempo o quedaría olvidado en algún
lugar de tu casa. En su lugar me he tomado la libertad de
ingresar en tu nombre en la cuenta de Cáritas la cantidad
que estimo hubiera costado ese pequeño detalle, que servirá
para que Cáritas siga ayudando a quienes más lo necesitan.
Gracias y espero no haber abusado de tu confianza, si es así
te ruego me lo sepas disculpar.- Manuel Jesús y Carmen
Rocío."
(Lo que tengo que preguntar a Manuel y a Carmen es dónde
encuentran los cohibas a 2,50 euros. Es para decírselo a
Carlos Herrera, que a ese precio es capaz de quedarse con el
estanco entero.)
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