Anda que don Juan Enrique Egocheaga, fiscal anticorrupción,
en sus clarísimas conclusiones de acusación contra los
encartados en el Caso Mercasevilla necesita un Centro de
Interpretación por los co...digos. Perdonen que use el
topicazo de los comentaristas de la nada (con sifón) y rompa
a hablar en tertulianés: "Se puede decir más alto, pero no
más claro". Porque el señor Egocheaga, señalando a los
prendas sentados en el banquillo, dijo en un sevillano tela
de clásico: "Hubo una petición de comisión para obtener un
enriquecimiento ilícito, un dinerito, una mordída a costa de
los empresarios de La Raza. Estos cuatro señores iban a
trincar".
Oooooooooole, señoría. Así se dice. Aunque el ego de
Egocheaga no quepa ahora en la futura Ciudad de la Justicia,
de ancho que se habrá puesto con mi óle, yo no tengo más
remedio que felicitar al usía ilustrísima. Ni el otro Ussía,
mi compadre don Alfonso, dice las cosas con tanta claridad y
gracia. La Justicia, aparte de lenta y cara, es
ininteligible. Los curas renunciaron a hablar en latín, pero
los curiales no han rehusado de su jerga de ellos con ellos.
Los únicos que siguen hablando sin que les entendamos ni
papa, y que hacen del arcano de su lenguaje corporativismo
iniciático, son los médicos y los profesionales de la
Justicia, sea cual fuere el lugar de estrados donde se
sienten. Yo quitaría los carísimos y absurdos pinganillos
del Senado y los pondría en los ambulatorios y los
hospitales y en los juzgados y los bufetes. Los médicos, los
abogados, los jueces sí que necesitan traducción simultánea
para que los entendamos. Necesitaba pinganillo de traducción
simultánea en la oreja aquella gitana de la conocida y vieja
historia, a la que en una pelea entre los de su raza habían
apuñalado en el Bajo Llobregat, digo, en el bajo vientre y
que declaraba en la vista oral de la causa contra su
agresor. El juez preguntó a la gitana:
-- ¿Entonces el agresor la infirió el navajazo en la
refriega?
-- No. En la mismísima refriega, lo que se dice la refriega,
no. Mire usted: el navajazo me lo pegó entre la refriega y
la "jingle"...
El fiscal Egocheaga es un loable pinganillo de traducción
simultánea de sus propias palabras técnicas. En las que yo
creo que está creando jurisprudencia. Doctores tiene la
Ciencia del Derecho que lo sabrán aclarar, como mis
compañeros de Real Academia de Buenas Letras los profesores
Olivencia y Clavero, pero yo creo que la precisión
popularísima del fiscal Egocheaga sentará precedentes. No es
lo mismo acusar a un tío de intentos de apropiación indebida
que decirle que iba a trincar por la cara. Al fiscal
Egocheaga le faltó eso sí, la parte del microondas en su
acusación.
-- ¿El microondas en el Juzgado?
Sí, meter en el microondas su lenguaje claro como el agua y
añadir que querían llevárselo calentito. Igual que la
venganza es un plato que se sirve frío, el trinquis está
mejor calentito, como bien saben los trincones
profesionales.
Cualquiera pensará que el fiscal Egocheaga tiró de
Diccionario y aplicó la cuarta acepción académica de
"trincar": "Robar (II, tomar para sí lo ajeno)". Creo que no
es así. Creo que para su informe consultó las
Obras Completas de Beni de Cádiz, que fue quien estableció
nítidamente la diferencia académica entre "trincar"
(llevárselo calentito en dinero) y "mangar" (llevárselo en
especie). Acusó con toda precisión. Los cuatro presuntos
de Mercasevilla no son unos mangones. Son cuatro trincones.
Y Reverte enmedio, como dejó a entender bien a las claras
Egocheaga a las órdenes de quien están. Y ya saben ustedes a
quién estoy señalando cuando digo Reverte. Es que, como no
soy fiscal, tengo que escribir con necesidad de pinganillo,
no vaya a ser que me empapelen.
Sobre este tema en El Redcuadro: Antonio Burgos "Discurso
sobre mangar y trincar" (Beni de Cádiz)
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