En este segundo siglo de las siglas según las cuentas que
echó Dámaso Alonso, hay un trío de ellas que me confunden
como la noche a Dinio. Sobre todo, por la costumbre española
de pronunciar las siglas sin deletrear, sino formando
sílabas, como si fueran una palabra. Cuando un americano
nombra a la CIA, dice "Ce, I, A" y no, como nosotros, "cía",
cual la abreviatura de "compañía". Por esta costumbre
silabeadora hay tres entidades con las que me formo unos
líos iba a decir del carajo si no estuviéramos en horario
infantil: el CSIC, el CESID y la CSIF. El CSIC, pronunciado
"cesic", sic, es el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, al que antiguamente en el mundo cultural se le
llamaba "el Consejo" por antonomasia. El CESID, pronunciado
tal como se lee, que ya me parece que no existe, era el
Centro Superior de Información de la Defensa, los espías,
vamos, y creo que ha sido sustituido por una cosa con nombre
de cadena americana de televisión, el CNI, que es el Centro
Nacional de Inteligencia, "dame el nombre exacto de las
cosas", añado con palabras de Juan Ramón Jiménez en esta
sopansalá de siglas. En la que nos queda la CSIF,
pronunciada Cesif, la Central Sindical Independiente y de
Funcionarios. La confusión a que me refería es que cuando te
hablan de un señor del "Cesí" no sabes si se refieren a un
investigador del Consejo, a un espía en plantilla o a un
sindicalista con vergüenza torera, a un dirigente de la CSIF.
Sindicato al que hoy quiero decirle un óle como la
Monumental de México. Menos mal que en este mar depresivo de
malas noticias hay de vez en cuando nuevas agradables y
simpáticas, como que Amancio Ortega el de Zara, en vez de
hacer solidaridad con cargo a los presupuestos, cual suelen
los progres de mierda, se mete la mano en su propia cartera
y le apoquina 20 millones de euros, 20, a Cáritas. O que la
CSIF anuncia que no va secundar de ninguna de las maneras la
absurda e innecesaria huelga general que anuncian los dos
sindicatos únicos del pesebre, los vividores de la
subvención, los que digo yo que por qué nos gastamos el
dinero por doble, en Comisiones por un lado y en UGT por
otro, si los dos están funcionando de hecho como Sindicato
Único, esos dos tíos siempre de la manita, Toxo y Méndez
haciendo exactamente lo mismo en los mismos sitios. Si aquí
se recorta todo, ¿por qué no recortamos uno de los dos
sindicatos y separamos a estos subvencionados hermanos
siameses?
Los señores de la CSIF se han desmarcado de esta parejita
del Sindicato Único de Toxo y Méndez y anunciado que no irán
a la Huelga General Innecesaria e Inútil que anuncian para
el día no sé cuántos de noviembre: me niego a escribir
abreviaturas de meses y fechas y a hacer propaganda de la
convocatoria absurda. Y se desmarca la CSIF por una cuestión
elemental: para no ir de palmeros de ese inmenso piquete de
huelga en que se ha convertido el PSOE. Dicen los señores
del CSIF o de la CSIF (o como se diga) algo de cajón: "¿Cómo
vamos a ir tras una pancarta de huelga que portan los
señores del PSOE que nos llevó a esta crisis y a España a
esta ruina?". En lo poco que vale, ahí va mi óle, y mi
sombrero arrojado a la arena del redondel, por la vergüenza
torera de un sindicato consecuente y coherente, que dice,
además, que no están los tiempos como para paralizar a
España con otra costosa huelga general. Ya va siendo hora de
que la gente se convenza de lo que este sindicato no
estabulado ni apesebrado ha dicho bien a las claras: que no
pueden protestar contra la crisis, contra el paro, contra
los recortes, los mismos responsables y causantes de que
España llegara a esta situación. Ya va siendo hora de que se
acabe esta amnesia general absolutoria del padre de las
niñas de Zapatero, así como de su vicepresidente Rubalcaba,
el que rubalcaba antes, pero que ya no rubalca nada.
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