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					 Iba yo el otro 
					día a hacer un mandado a Munich y me fui al aeropuerto con 
					mucho tiempo. Casi con tanta antelación como le gustaba a 
					José Antonio Garmendia emprender los viajes, que si tenía 
					que coger el Ave para hacer por ahí un programa con Carlos 
					Herrera, se iba el día antes a Santa Justa. Y con ese tiempo 
					por delante que tanto nos tranquiliza a los que no nos gusta 
					meternos en carretera, me dispuse a alegrar la espera con 
					las notas juncales de la música torera de la sala Vip. Tras 
					pasar la aduana de Algeciras del control de seguridad, me 
					encaminé en la parte de las salidas por ese larguíiiiiisimo 
					corredor sin pasillo rodante...  
					-- ¿Sabe usted por qué le dieron el premio Príncipe de 
					Asturias a Moneo, el arquitecto que hizo al aeropuerto?  
					-- No, no lo sé... 
					-- Pues porque se ha demostrado que Moneo es el único 
					arquitecto del mundo que no sabe lo que es un pasillo 
					rodante, por eso no puso el tío ni uno en San Pablo.  
					Bueno, pues por ese corredor sin pasillo rodante (y 
					acordándome de las castas todas de Moneo, cual todos los 
					sufridores de su aeropuerto), me encaminé tan contento, 
					tarjeta Club Fiesta de Iberia en mano, hacia la Sala Vip. Me 
					costó un trabajo espantoso encontrar el letrero que la 
					señalaba. Tan espantoso, que no había letrero. Lo habían 
					quitado. El letrero y la sala. Cuando recordé dónde estaba 
					la puerta, la encontrér completamente chirrín, chirrán, sin 
					rótulo alguno. Me dijeron: 
					-- La cerraron de la noche a la mañana.  
					Porque la sala Vip, como antes casi todo el aeropuerto de 
					San Pablo, era exclusiva de Iberia, que la mantenía, no de 
					AENA. Cuando se abrió el aeropuerto-mezquita de Moneo, casi 
					la única compañía que funcionaba era Iberia, entonces 
					estatal y línea de bandera de España. San Pablo se ha tenido 
					que ir adaptando a las otras compañías. En los aeropuertos 
					de verdad, hay salas de espera de primera de las compañías, 
					como aquí estaba la de Iberia, y salas comunes de AENA, para 
					uso de los viajeros de las líneas aéreas sin sala propia. 
					Aquí no hay ya sala Vip alguna, lo que da idea de nuestro 
					tercermundista aerodromo. Dirán que ningún vuelo de los que 
					salen de Sevilla tiene clase Business como para que sus 
					pasajeros la usen. Y es una pena que la hayan cerrado. Era 
					puro recuerdo de la Sevilla del 92, cuando en los butacones 
					de las dos confortables plantas de la sala de Iberia la 
					azafata de tierra amabilísima te informaba que ya estaban 
					embarcando tu vuelo, pero que podías apurar el café de 
					válvula o tu copa de buen coñac no de garrafa, sino de 
					gañote. ¿Cómo va a haber Sala Vip en San Pablo, si las 
					líneas aéreas te cobran ya hasta por respirar e incluso 
					exceso de peso a los gordinflones? San Pablo sufrió antes 
					que nadie la crisis de Iberia. Antes de paliar con la 
					adquisición de Vueling su millón diario de pérdidas y antes 
					de la regulación que pondrá en la calle a 4.500 de sus 
					20.000 empleados, Iberia le dio el finiquito del ERE a la 
					sala Vip de San Pablo. 
					 
					Un derroche de TVE.- Durante tres días, en la calle 
					Rafael Salgado, a la puerta de la Clínica Sagrado Corazón, 
					ha estado plantada una costosísima unidad móvil de TVE, con 
					su antena parabólica en el techo y todos sus avíos de 
					carísimas conexiones por satélite, y dos o tres técnicos 
					trabajando allí, más otros con las cámaras. Me dicen en el 
					barrio que es para cubrir la información de un natalicio 
					importantísimo en su paritorio. ¿Quién será tan 
					importantísimo bebé, como para que nos gastemos este dineral 
					en destinar para él solito una unidad móvil a fin de que la 
					TV pública informe de su alumbramiento? ¿Están los tiempos 
					como para tirar el dinero de esta manera, por muy importante 
					que sea el bebé? A ver si me entero quién es el neonato y se 
					lo digo a ustedes. Porque importante tiene que ser el niño 
					tela... 
					 
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