No es que yo me haya puesto pesadito con el Vía Crucis del Año de la Fe. Es que se trata de una oportunidad única para conocer a los sevillanos y su psicología colectiva, con permiso del tratadista del tema, mi querido profesor doctor don Jaime Rodríguez Sacristán. Es un hecho nuevo. Nunca se ha celebrado nada así. Ha habido Santos Entierros magnos, coronaciones, visitas del Papa, misiones generales, beatificaciones, incluso Vía Crucis del Consejo con el Gran Poder. En los acontecimientos de la religiosidad de Sevilla ha habido de todo. Pero Vía Crucis Magno, éste es el primero. Media Sevilla y parte de la otra media anda en cábalas, quinielas, pronósticos y hasta porras más o menos bien intencionadas sobre cómo resultará:
-- Me pongo lo que quieras a que es un éxito.
Yo también lo creo. Salvo que salgan con la suya los que rezan para que acierte el Hombre del Tiempo del Forecast Weather de mi teléfono móvil, que dice el tío que el domingo, a las 13 horas, hay un 68% de posibilidades de lluvia, y un 61% a las 16 horas. Pienso que el Via Crucis Magno será un éxito por dos razones:
1.- Porque es algo nuevo. Es la primera vez que se celebra. Ergo tiene a su favor algo importantísimo: la novelería de los sevillanos. Su amor por las novedades. La Cultura del Estreno en Semana Santa. Ciudad de dos caras, en Sevilla tienen siempre éxito tanto la tradición como su contraria, la novelería. Y el Vía Crucis Magno coge un pleno al 15, porque es la novelería dentro de la tradición.
2.- Porque sea como fuere, aunque la gente no pueda entrar al recinto donde están con los cuatro zancos en tierra los 14 pasos de los 14 Cristos de la 14 estaciones, y algunos se tengan que quedar en la estación...de autobuses, el Vía Crucis será salvado por la Sevilla Salvaeventos.
¿Qué es la Sevilla Salvaeventos? Pues la Sevilla que salvó ambas dos Exposiciones del siglo XX. Ocurrió en la Exposición Iberoamericana de 1929, según nos contaban nuestros mayores. Esperaban que la Exposición se llenara de hispanoamericanos ricos y los que de verdad iban todos los días, como a una feria, eran los propios sevillanos. Los sevillanos salvaron la Exposición de 1929. Pero es que luego volvieron a salvar la Exposición Universal de 1992. Hicieron unas previsiones triunfalistas de no sé cuántos millones de visitantes de fuera. No los hubo. Nunca llegaron. La previsión del número de visitantes de la Expo se cumplió gracias a los sevillanos, que con su pase de temporada no hacían más que entrar y salir. En plan Moros de Queipo. Los mismos entrando hoy y volviendo a entrar mañana otra vez, pero se cumplieron las previsiones de visitas.
Es la que llamo la Sevilla Salvaeventos. La bulla que todo lo convierte en éxito. La bulla novelera a la que parece que le va la vida en no perderse detalle. La Sevilla que salvó el número de visitas de la Expo 92. La que llenó la Avenida cuando pedimos la autonomía el 4-D. Sevilla Salvaeventos a la que hay que sumar la Andalucía Salvaeventos y el Aljarafe Salvaeventos. Me di cuenta hace dos sábados, en Almonte, en un agradabilísimo almuerzo con cuscús marroquino que dio en su casa el pintor e historiador rociero Manuel Ángel López Taillefert. Muchos de los presentes me comentaban:
-- Habrá que ir a Sevilla, al Vía Crucis...
¿Y ese Aljarafe? También existe el Aljarafe Salvaeventos, el que llena el sol en los toros. En los pueblos he advertido mayor interés y curiosidad por el Vía Crucis que en la propia Sevilla. Medio Aljarafe cofradiero, y medio Condado, y medio Cádiz Cofrade (marcha de Abel Moreno), y medio Jerez capillita, y media Huelva, y alguna Córdoba asenjiana se plantarán aquí el domingo. Súmenle la Sevilla Salvaeventos y echen las cuentas. No sé cómo vamos a caber, señores del Cecop.


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