ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Caras y caretas

     En todo hay modas y tendencias. Hasta en las manifestaciones. Que son el arte de echar la gente a la calle. Lo difícil no es echar la gente a la calle, eso está tirado. Lo complicado es saber luego volver a meterlas en su casa. Que es lo que está ocurriendo en España. Sacaron la gente a la calle el 15-M y aún no han conseguido entrarlas. De lo que Cayo Lara ha hecho, a su vez, otro arte: el de querer conquistar en la calle lo que no pudo ganar en las urnas. Echar la gente a la calle es la versión democrática de sacar los tanques a la calle. Mal asunto que haya quienes entiendan que la democracia verdadera está en la calle. Como la madre de Pepe Pinto: "Que una mayoría no se encuentra/y a ti te encontré en la calle". En las modas de este arte de llenar las calles se lleva ahora mucho el uso de caretas con la fotografía de un gachó. ¿Que se protesta contra el alcalde? Pues, hala, todo el mundo a ponerse una careta con la foto del alcalde. Estamos hartos de ver manifestantes con toda la cara, digo, con la careta de Rajoy.
Y cuando he visto el resultado de las elecciones en Italia y las portadas con la foto de Berlusconi votando, me he dicho:
-- La poca vergüenza que tienen estos italianos... Menos todavía que nosotros los españoles, que ya es decir. ¿Pues no que en Roma ha ido un tío a votar llevando puesta una careta con la foto de Berlusconi?
-- No, no es así, usted. Es el verdadero Berlusconi, que le han dado permiso en el Museo de Cera para salir a votar.
Cada vez que veo una foto de Berlusconi me acuerdo del titulo de una novela sevillana de mi admirado Arturo Pérez Reverte: "La piel del tambor". No se puede estirar más una cara, hasta el punto de convertirla en careta o en caricatura de la originaria faz del gachó. Antes de meterse en el taller de chapa y pintura, Berlusconi tendría que haber consultado en España, donde hay muy buenos cirujanos plásticos y estéticos, que hacen maravillas, y si quieren doy nombres de beneficiados. El otro día, en una boda en Córdoba, la abuela de la novia llamaba la atención por lo bien que tenía la cara, sin una arruga. Comentaban las invitadas, viendo la cara de la espléndida señora:
-- Hay que ver, que la abuela de la novia parece más joven que la madre de la novia. Vamos, que tiene una cara que parece la hermana de la novia.
-- Es que está operada...
-- Sí, pero muy bien operada.
-- Pues si simplemente se le nota que está operada. es que está mal operada.
Berlusconi está operadísimo. Y muy mal. Yo sé quién lo ha operado. No, no es el brasileño Ivo Pintanguy, evidentemente. Ni el encargado de mantenimiento de la Princesa de Asturias Me pongo lo que sea a que a Berlusconi le ha estirado la cara el mismo que a Ruiz Mateos. Por lo que siempre me queda una duda profunda: ¿se han equivocado en el quirófano y a Ruiz Mateos le han puesto la cara de Berlusconi o ha sido al revés, que a Berlusconi le han puesto la cara de Ruiz Mateos?
-- Ninguna de las dos cosas. Es que a ambos les dan permiso de salida y pase de pernocta en el mismo Museo de Cera. Tanto Berlusconi como Ruiz Mateos están quitados de la circulación, y las que realmente salen a sus negocietes respectivos son las correspondientes estatuas del Museo de Cera, donde les han puesto esas caras que solamente pueden hacerlas en los museos de cera.
Vamos a quitarnos las caretas: el careto que hay que tener para querer seguir en el machito y llevando a Italia a la ruina con esa careta en forma de cara o esa cara en forma de careta. Berlusconi, hijo, ¡qué cara!


 

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