ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Hundir la Flota

       Ha pasado casi inadvertido un hecho que evidencia lo tiesa que está España. El buque insignia de la Armada Española, el portaeronaves "Príncipe de Asturias", zarpó de la base de Rota con destino a El Ferrol para su última misión: ser desguazado. España no tiene posición para mantener portaaviones, como eran los "Harrier" en la cubierta de un buque que, para que vean que no era tan antiguo en esta Armada que cargó con todos los navíos americanos de segunda mano de la guerra de Corea, cuando se empezó a construir iba a llamarse "Almirante Carrero Blanco", pero fue solemnemente botado como "Príncipe de Asturias". O sea que el "Príncipe de Asturias" era de cuando la Transición y tenía la misma edad que la Constitución (a la que por cierto hay quien también quiere mandarla al desguace).
De la última singladura del "Príncipe de Asturias" (de la que por cierto publicó ABC una crónica sentimental muy bien plumeada, cuyo autor lamento no recordar para elogiarlo con su nombre) saco un reproche y una enseñanza. El reproche es que, hombre, podían haberlo desguazado en los astilleros de Cádiz, que no van a motor, pues están como el "Juan Sebastián Elcano": a dos velas, en la ciudad con más paro de la Andalucía de los parados...y de los 35 años de gobierno autonómico del PSOE. La enseñanza que saco es que son dignos de admirar los marinos de nuestra Armada, los que cantan su himno con letra de Pemán y música del padre del compositor Manuel Alejandro: "En Lepanto la victoria/y la muerte en Trafalgar". Si Pemán escribiera ahora sus antológicas Terceras de ABC, le hubiera hecho decir al Séneca sobre su propia letra del himno de la Armada:
-- Sí, don José: "en Lepanto la victoria y la muerte en Trafalgar"... y el desguace de los buques-insignia en El Ferrol. Pero no se preocupe usted, don José, que soplan serenas las brisas.
En la Armada, como en ninguna parte. Esto de "Soplen serenas las brisas" es el arranque de ese himno... y la más que patriótica actitud de los profesionales de la Marina de Guerra. Y de todas las Fuerzas Armadas Españolas. Aquí está todo tocado, y todo el mundo protesta. Está tocada la Sanidad, y la calle se llena de batas blancas. Tocada la Enseñanza, y las calles se llenan de camisetas verdes. Y así el arco iris de todas las manifestaciones. Y tocadas las propias instituciones del Reino. Ya que hablamos del ejemplar silencio y obediencia de la Armada, unos indocumentados que a nadie representan como Bárcenas, Torres y una como "Lola la de los Brillantes" de Estrellita Castro están jugando peligrosamente al "Hundir la Flota", a los barquitos del "tocado y hundido" de la instituciones del Estado:

-- D-7.
-- Tocado uno de cuatro, el PP.
-- H-3
-- Tocado otro de cuatro, el PSOE.
-- C-9
-- Tocada uno de tres, la Justicia.
-- B-6
-- Tocado uno de cinco, la Corona.
Todo está más tocado que el tigito. Hasta los banderilleros y mozospás van a la huelga. Pero en esta España vociferante y manifestante, donde todos los que demagógicamente hablan de solidaridad se levantan de manos si les tocan el sueldo y echan las turbas a la calle del mismo modo que antaño sacaban los tanques, es ejemplar el disciplinado silencio en la obediencia de las constitucionales Fuerzas Armadas, a las que les están recortando de todo sin que nadie abra la boca. ¿Se imaginan que a los apesebrados sindicatos les mandaran al desguace el buque-insignia de sus subvenciones, la que iban a liar?


 

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