ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


La saeta

Ayer, cuando Jesucristo resucitó de verdad, pues lo hizo en Castilleja de la Cuesta, concretamente entre la Calle Real y la Plaza, y con el cartel del comienzo de la temporada taurina fijado en una esquina, los sevillanos nos dividíamos en dos grandes grupos:

1. Los que habían oído la saeta de Manuel Cuevas a la Macarena en La Campana.

2. Los que no la habían oído.

Los del primer grupo, a su vez, se subdividían en otros dos:

1. Los que estaban encantados y emocionados todavía, como mi dilecto Alberto García Reyes en su comentario de ABC.

2. Los que decían que no fue para tanto...

Lo más bonito del caso es que hemos tenido a toda una ciudad hablando de una saeta. De un ayayayay. De una emoción. ¿Cuántos escucharon la saeta de Manuel Cuevas a la Macarena en vivo y en directo en La Campana? En otro tiempo, hubiéramos dicho que si de verdad estaban en La Campana todos los que ahora dicen que escucharon la saeta de Manuel Cuevas, el flamenco de Osuna no la tuvo que cantar en La Campana, sino en el Campolbetis. Pero estaba allí la Tele Robles de las cofradías y está YouTube. Y estaba, rizando el rizo, el fragmento del directo campaniforme de TeleSevilla rebotado por YouTube. Ningún cantaor tuvo nunca la audiencia de Manuel Cuevas con esta saeta. En 2002 a Manuel Cuevas le dieron la Lámpara Minera del Festival de Cante de las Minas, que es como el premio Planeta del flamenco, pero no se enteró nadie. Ahora se ha enterado todo el mundo en general de la lámpara votiva que en forma de cera ardiente la voz de Manuel Cuevas puso en la candelería del paso de la Esperanza en La Campana, al cantar los versos de su paisano Antonio Rodríguez Buzón:

No hace falta que te alaben,
bella perla de San Gil,
porque todo el mundo sabe
que de frente o de perfil
más buena moza no cabe.

Manuel Torre le cantó una saeta a la Esperanza y Juan Sierra la dejó inmortalizada en el YouTube de un poema: "A Manuel Torre por una saeta que le cantó a la Macarena en la calle Feria". En la memoria de la ciudad aún flamean los pañuelos de hartarse de llorar por otra que el abuelo del latero de los armaos le cantó desde el balcón de los Miura (anda que tu familia, Eduardo Dávila, es macarena desde ayer por la mañana...) Mi padre me hablaba de una saeta imborrable que le escuchó al Niño Gloria desde un balcón de Las Siete Puertas cuando la Esperanza venía por la Correduría. Pero la saeta de Manuel Cuevas supera todas las marcas de recuerdos. Desde la mañana del Viernes, de boca en boca, y ya que vamos de poemas, se han hecho verdad los versos de García Lorca: "Sevilla es una torre/llena de arqueros finos"... disparando la saeta de Manuel Cuevas. Tiran a matar. A matar de emoción. La emoción. Esa es la clave. Se habla tanto de esa saeta porque tuvo emoción. La emoción que se ha perdido en tantas cosas de la Semana Santa. En el último tramo de la Cuaresma le leí a Carlos Colón esta respuesta sobre la Semana Santa, en un coloquio por Internet: "Cada vez me emocionan más menos cosas". Eso mismo creo yo que le pasa a Sevilla: que en esta degradación friki de una Semana Santa desmadrada y desmedida, cada vez le emocionan menos cosas; pero las que le emocionan, cada vez le llegan más hondo. Ahí, a ese rinconcito del alma, llegó la saeta de Manuel Cuevas. ¿De Manuel Cuevas o de Rodríguez Buzón? ¿Qué emocionó de verdad a la gente? ¿Cómo cantaba Manuel Cuevas, o lo que cantaba, los versos inmortales de Rodríguez Buzón? "Que de frente y de perfil..." Para mí que, YouTube aparte, Sevilla volvió a sacar esta Madrugada a hombros a Antonio Rodríguez Buzón del Teatro San Fernando de La Campana.

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