Comienza la temporada alta del turismo masivo y se empiezan a ver bastantes alemanes por los alrededores de la Catedral. Es muy fácil identificar a los turistas alemanes. Aparte de llevar los pantalones cortos de rúbrica, y aparte de la gorrita reglamentaria o el sombrero de palma de los chinos comprado en cualquier tienda de camisetas del Barrio de Santa Cruz, el turista alemán no tiene pérdida: es el único que lleva sandalias con calcetines. Pero no unos calcetines cualesquiera, no: calcetines negros, qué horror.

Y de ahí el peligro, de que entre tantos turistas como nos visitan, abunden tanto los alemanes, que son los que mandan en Europa. Menos mal que los alemanes no saben español, y que si se acercan a un kiosko, no se enteran de lo que ponen los periódicos. ¿Pero se imaginan que ese turista alemán sepa español, y que se acerque al puesto de Prensa que hay al final de la calle Mateos Gago, frente al colegio del Mesón del Moro, y lea en la portada de ABC lo del sindicalista trincón diciendo al otro de los ERE lo de "Oye, Pepe, queremos trabajar en ese tema"? Y en la portada de la competencia, va y lee: "Algarín Lamela: 'Yo le llevé a Lanzas a los bares 4 millones de los ERE en sobres'". Y el alemán que sabe español, va y se compra el ABC, y lee dentro, en la tripa: "Los sindicatos ingresaron 7,6 millones de los ERE sin realizar trabajo alguno"

¿Se imaginan que este alemán, por un casual, no sea un alemán del montón, sino, un poner, un asesor de Angela Merkel? ¿Se imaginan que este alemán vuelva a Berlín y hable con su jefa? Es que me estoy imaginando el relato, la historia para no dormir:

-- Mira, Angela, como sabes he estado con mi mujer de vacaciones en España, ahora que Air Berlín pone los vuelos muy baratitos por Mallorca. Y no te puedes imaginar lo que he descubierto en una ciudad del Sur, en un sitio que se llama Sevilla...

-- ¿Ah, de donde nos traen los flamencos y la paella y los toreadores para promocionar la Marca España?

-- Pues no veas lo que verdaderamente es la Marca España, Angela. La Marca España es que allí los sindicatos se dedican a poner la mano y a tratar de no doblarla. Y en una cosa que le dicen los ERE, los trincones de la Junta de Andalucía se reparten el dinero de los parados. ¿Y sabes en qué se gastan los millones de euros que les mandamos para que acaben con el paro? Pues se lo gastan en cocaína, que les compran los chóferes en los coches oficiales, y en asar vacas con billetes de 500 euros...

-- ¡Perro kómo es posibbble! --exclama la señora Merkel, pero en alemán y bastante cabreada.

-- Y no sólo eso, Angela: lo de Sevilla es un desastre. ¿Pues no que se gastaron no sé cuántos millones de euros en un Estadio Olímpico?

-- Pero en Sevilla nunca hubo Olimpiada...

-- Más a mi favor: por eso te lo digo, Angela. Y no conformes con ello, con nuestros millones de euros levantaron una mamarrchada carísima que allí llaman Las Setas, que no producen nada y tiene sus locales cerrados. Y con un Auditorio Rocío Jurado abandonado, se gastaron más millones nuestros en un Palacio de Congresos inmenso e inútil que sólo sirve para que canten Raphael y La Pantoja. Y yo iba muy ilusionado en hacer fotos de la Giralda, pero de lo que están contentísimos es del dinero que han tirado en otra Torre que estropea todas las fotos de Sevilla, que le dicen Pelli y que promovió una caja de ahorros que hemos tenido que rescatar con nuestro dinero, Angela...

Llegan los alemanes... Ojú, qué peligro. Espero, al menos, que ningún turista alemán de sandalias con calcetines negros se chive a la Merkel de los ERES y del despilfarro de aquí. Porque cómo la Merkel se entere, ya me contarás la que le va a liar a Rajoy en toda la cara, lo va llevar dándole guantás hasta Berlín...