ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 
ABC, 25 de junio de 2013
 
Ahora sí que se acabó el petróleo
 
Suele decirse en Sevilla que hasta no lo dice el ABC no te mueres de verdad. Puede que hayas fallecido, pero morir, morir, lo que se dice morir, hasta que no lo pone el ABC no lo sabe la gente, que pregunta:

-- Oye, Fulano ¿vive todavía o ha muerto?

-- No, hace mucho que murió, lo menos cinco años...

-- Es que como no vino nada en el ABC...

Por poco no pone nada el ABC de la muerte del crítico, guionista y director de cine Pancho Bautista. El sábado venía, sí, su esquela. El rogad-a-Dios-en-caridad de José Francisco Bautista García. Pero si a su mujer Aurora no se le ocurre poner "Pancho" debajo del nombre, como otros ponen "Bético hasta la muerte", nadie hubiera sabido que se trataba de nuestro Pancho Bautista, ni Fernando Carrasco le hubiera dedicado ayer un gorigori informativo tan completo, con cartel de su película más popular y todo.

Para mí Pancho Bautista era, junto con Gonzalo García Pelayo, el símbolo del cine andaluz que pudo haber sido y no fue. No sé si Rafael Utrera, el máximo estudioso de estos asuntos, ha escrito o no el libro que haga historia de aquel empeño. Casi en paralelo con la Nueva Narrativa Andaluza hubo un intento de Nuevo Cine Andaluz. Los que Carlos Muñiz Romero llamó "narraluces" se miraban en el espejo del "boom" sudamericano de García Márquez y Vargas Llosa. Los animosos peliculeros se miraban en la Barcelona de "Bocaccio", de Tusset Street, de Pere Portabella. Es más, creo yo que hubo un sevillano que quiso ir de Pere Portabella del invento, de productor del Nuevo Cine Andaluz. Y se arruinó. Ese productor, con su sello de Galgo Films, fue Manuel Pío Halcón, el hijo de don Manuel Halcón, ahora ya retirado en El Cañuelo de sus mundanales ruidos de flamencas y peliculeras. Don Manuel Halcón avalaba todos los negocios, siempre ruinosos, en que se metía Pío. Y harto de pagarle trampas, fue cuando lo llamó y le dijo la frase que pide mármol y cincel:

-- Pío, hijo: estoy harto de pagarte deudas. Y como ya tienes una edad, es necesario que empieces a hacer lo que los señoritos de Sevilla han hecho toda la vida de Dios.

-- ¿Y qué han hecho los señoritos, padre?

-- Nada, Pío, nada. Absolutamente nada. Por favor, no te metas en más negocios.

De aquel ruinoso negocio quedó en las filmotecas "Manuela", la película sobre la novela homónima de Halcón que Pío produjo como homenaje a su padre, con Charo López y Fernando Rey de actores, con Gonzalo García Pelayo de director y con Pancho Bautista, con nuestro Pancho Bautista, de guionista. Y también fue Pancho guionista de otra novela andaluza, de "La Espuela" de Manuel Barrios, que dirigió un cubano amigo de Pío que aterrizó por aquí, Roberto Fandiño. Pronto Pancho, harto de fracasos muy cultos y muy literarios como guionista, se tiró al ruedo como director. Pancho Bautista hizo una especie de landismo a la andaluza. Y sin Alfredo Landa, que tiene más mérito. El landismo "sin" era "con": con Paco Gandía, con Pepe Da Rosa, con Josele. Cualquier cosa. Lo mejor de esa película es pensar en su "making of". ¿Se imaginan la que liarían en el rodaje, de arte y de gracia, ese Paco Gandía, ese Pepe Da Rosa, ese Josele, que lo que no se le ocurriría a uno lo diría el otro? Esas tomas falsas y ese "making of" sí que hubieran sido mayor éxito, sin cabe, que "Se acabó el petróleo".

Petróleo que se le acabó pronto a Pancho, del que apenas supimos nada en los últimos años. Claro, como no hizo el Clan de los Panchos, como Gonzalo montó el Clan de los Pelayos, y no se dedicaba a echar tapete negro sobre las ruletas de Las Vegas ni a hacerse millonario con el póker, ni siquiera tuvo Pancho, como Gonzalo, la prestada fama de los naipes. Ahora sí que se acabó el petróleo de aquel imposible Cine Andaluz. Suena Machín: lo que pudo haber sido y no fue. Ahora sí que de verdad, con tu esquela en ABC, Pancho, se acabó el petróleo de la ilusión y de la vida.

 

 

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