Cuando entré por vez primera en el Patio de Pilistras de vieja Fábrica de Tabacos para matricularme en los Comunes de Filosofía y Letras, sabía todo el latín a la sevillana que cualquier bachiller de mi generación: el Salve Regina; la hermosa letanía lauretana del Turris Eburnea; el Credo nicenoconstantinopolitano de la misa; el Miserere de Eslava, con el Quoniam y el Amplius; el Pater Noster; hasta el Tantum Ergo, del que Alberto de la Hera me contaba que en la parroquia de Santa María de la Asunción de Guadalcanal, su pueblo, las beatas de la novena de la Virgen de Guaditoca lo cantaban en versión libre para la radio:

Tantum ergo Sacramento,

veneremos a San Luis,

y el antiguo documento

lo debemos destruir....

¡Yo creo que es algo, Alberto! Ah, y muy bueno lo tuyo de ayer en "Alfa y Omega" sobre los progres de pesebre y mariscada, ahora más papistas que el Papa. A aquellos latines que los bachilleres sabíamos, aparte del "Galia est omnia divisa in partes tres", que recitaban hasta los de Ciencias, al llegar a la Facultad algunos añadíamos otros: los del "Gaudeamus igitur", himno del Alma Mater, que era "Universidad" en tiempos del fundador Maese Rodrigo.

Recibo cédula de citación de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras para que acuda esta tarde a junta extraordinaria sobre su gravísima situación económica, y me acuerdo del Gaudeamus. Al negarle las subvenciones habituales el Ministerio de Cultura y Cajasol (o como se llame ahora el chiringuito que se ha montado Pulido el de la Torre Pelli), y al no pagar tampoco lo prometido ni el Ayuntamiento ni la Junta, la Academia debe desde junio los sueldos de su reducido y benemérito personal; y no tiene ni para pagar luz, agua y teléfono. Y una institución de 1751, con más de 250 años, con su biblioteca abierta a los investigadores todos los días, que ha contribuido decisivamente al conocimiento de la Historia y la Literatura de "la región andaluza", como dicen sus estatutos, está en trance de cerrojazo. Y aquí me he acordado del latín del Gaudeamus: "Vivat Academia, vivant professores". ¿Qué Academia? ¿La Sevillana de Buenas Letras, tiesa y a punto de morir por inanición? ¿La Real de Medicina de Sevilla, heredera de la Veneranda Tertulia Hispalense de 1693? ¿La Real de Bellas Artes, que en 1759 recogió la antorcha de la Escuela de Murillo? A estas tres históricas instituciones sevillanas no se les puede aplicar de ninguna manera el "Vivat Academia". Están las tres de "Ars Moriendi" de Manuel Machado.

Me ha acordado del "Vivat Academia" porque vivir, vivir, lo que se dice vivir, sólo vive sin apuros, nadando en la abundancia, la Real Academia Española. Ah, y la Academia Gallega, la Academia Vasca y la Academia Catalana, a las que el Gobierno de Rajoy no ha recortado nada, faltaría más, dejar de pastelear con los que no quieren ser españoles... ¡El director de la Gallega hasta tiene coche oficial y chófer!

En la Biblioteca Nacional se ha inaugurado una exposición sobre los 300 años de la RAE. Los 300 años que Buenas Letras, de seguir esto así, a pesar de sus 264, no llegará a cumplir: tendrá que cerrar. Como tendrán que cerrar por asfixia económica muchas otras Reales Academias andaluzas integradas en el Instituto de Academias de Andalucía: de Córdoba, de Granada, de Cádiz, de Écija, de San Fernando... Salvo que hagan como Germán Ribón cuando fundó Buenas Letras, que reunía a los académicos en la mesacamilla de su casa de la calle Abades. (Me estoy viendo en tu piso de la calle Marqués de Nervión, Enriqueta Vila...) ¿Cuánto ha costado al Ministerio de Cultura la exposición de la RAE? Con lo que ha costado la exposición de los 300 años de la RAE podrían asegurarse otros 300 años de vida a las Reales Academias andaluzas, que muchas de ellas quizá no lleguen a cumplir, amenazadas de cierre por el abandono de esos poderes públicos que subvencionan la última parida progre que creen ellos que les da votos. Y todo lo de Madrissssss, claro.