En los que faltar no suele el galán de noche, cursi como un cantor melódico de boleros con bigotito recortado, excedente de cupo de la División Azul. La Academia da una definición perfecta del galán de noche: "Mueble de alcoba que sirve de percha para la ropa masculina." Es, en efecto, como una percha con cuatro zancos y zambrana. Y lo más cursi de todo el nocturno galán, la bandejita y el cajoncito. La bandejita para poner las monedas que se sacan del pantalón y el cajoncito, que no sé para qué demonios sirve el cajoncito.

Tú ves en una tienda de muebles un galán de noche y te imaginas perfectamente al tío que lo tiene en su cuarto. Otra causa de divorcio. Incluso de anulación por la Rota. Usted, señora, le dice al Defensor del Vínculo que su marido se empeña en tener el galán de noche a la cabecera de la cama y da su matrimonio por rato y no consumado. ¿Cómo se va a poder consumar su matrimonio ante esa horteridad con pecha, bandejita y cajoncito, lo más anticoncupiscente que hay?

¿Que por qué digo todo esto? Porque yo tenía el mejor concepto de Rodrigo y de Cristina, que acaban de casarse. Divido a los nuevos matrimonios en dos clases: los que te dan las gracias por el regalo y los que no te las dan. Rodrigo y Cristina son de dar las gracias, en tarjetón manuscrito. Y citando concretamente el regalo. De ahí mi extrañeza cuando recibo su tarjetón: "Un millón de gracias por vuestro galán de noche". Llamo inmediatamente a la Jefa:

-- ¿Pero cómo se te ha ocurrido regalarle un galán de noche a Rodrigo y a Cristina? ¿Tú le ves acaso a Rodrigo cara de usar galán de noche, con lo elegante que es?

-- Eso es culpa de las listas de boda del Cortinglés, que ponen los regalos a voleo cuando se manda una cantidad. Les han puesto un galán de noche como les podían haber puesto un microondas o un paragüero, tú sabes que las listas de boda son mucho de los paragüeros...

Los Reyes Magos son los padres y los regalos de las listas de bodas son Isidoro Alvarez. La lista de bodas es uno de los más románticos embustes. Los objetos de las listas de boda no existen, sólo sirven para tarifar el regalo en efectivo. Existían antes, cuando en el Cortirglés de Sevilla, Anselma, la de su famosa casa flamenca, enseñaba los regalos elegidos por cada pareja de novios, expuestos en unas vitrinas que daban grima, pues parecían nichos nupciales. Ahora todo es falso. En las listas de boda, como en la política para muchos, lo importante es trincar la tela, que el Cortinglés da en un vale para que los novios la gasten en lo que quieran... pero allí. No se regala nada de lo que supuestamente se regala: se regala dinero. Con la peligrosa posibilidad de que le regales un galán de noche a Rodrigo y en cambio a un cani horroroso le mandes un grabado inglés elegantísimo. Sé que como el galán de noche nunca existió, Rodrigo y Cristina no se van a divorciar. Pero si se casaran otra vez, les sugeriría que en vez de lista de boda pongan, como se estila, directamente el número de cuenta donde ingresarles el dinero. Así no hay posibilidad alguna de horroroso galán de noche.