-- Saca la bota, María, que me voy a emborrachar.

No, coje el teclado y titula este artículo "Cesta de Navidad", como un aguilando (vulgo aguinaldo) a los lectores. Sobre varios temas. Este artículo es como una cesta de Navidad pero de las de antes, de mimbre y con asa, con su jamón puesto a lo Heraclio Fournier, en plan sota de bastos, con botellas de champán, tinto de reserva, sus turrones, su fruta escarchada y su espumillón. Y no como ahora, que con la crisis han inventado la Caja de Navidad: cuatro miserias dentro de un cartón. O en el mejor y más jabuguístico de los casos, un solo jamón dentro de una caja de madera, con una funda negra, como camarero de gastrobar. Que parece el Entierro del Jamón, al modo del Entierro de la Sardina, por la caja de pino para el cinco jotas. Y que recuerda las cajas de rifles Winchester 76 que los indios les robaban a los combois cuando asaltaban la diligencia donde iba la muchacha, la novia del guapo, con un gorro que parecía la pantalla de una mesita de noche. He aquí, pues, los artículos que van en nuestra Cesta de Navidad. -

Bicis de carril.- Con un ardor por la sostenibilidad de la movilidad propio del Tío de la Mariscada, el Ayuntamiento sigue emperrado en el Carril Bici, creyendo que eso les da votos (tararí). Ahora se van a gastar 620.000 euros (que son 103 millones de pesetas) en el mantenimiento durante dos años del dichoso carril. Que nos sale, pues, a 50 millones de pesetas al año. Y luego, para que los tíos de la bicicleta vayan por todas partes menos por el carril: ora de peatones, ora de vehículos, según les convenga. ¡Y con qué peligro! Dice Pedro Caballero Infante que ojalá las bicis de carril fueran tan poco peligrosas como los toros de carril. Pues anda que no tienen peligro ni ná las bicicletas de carril... (En cuestión de carril, Eusebio León se queda con las almejas de Carril. Y yo.)

Olvidadas aceras.- Que digo yo que más que mantener carriles de bicicletas, deberían poner las aceras en condiciones, pues muchas son máquinas de doblar tobillos. Por ejemplo, las de la calle Murillo. Estrechas, con los autobuses de La Magdalena venga a pasar, que das un traspiés y vas al suelo, para que te pille Tussam directamente. (Por cierto, qué mala suerte tiene Murillo frente a Velázquez. Velázquez tiene la calle comercial más cara de Sevilla; Murillo, esta birria de calle. Invente usted el Azul Purísima para esto, don Bartolomé Esteban...)

Que viene el Lobo (Almirante).- Más dispendios municipales. Parece que el de Yo-Soy-Médico y el Tío de la Mariscada no se han ido. Ahora se van a gastar 1.777.241 euros (que son 295 millones de pesetas) en "reurbanizar" Almirante Lobo. Que será meter allí la Máquina de Estrechar Calles, quitar aparcamientos y disponer enormes aceras-terrazas para la floreciente Industria del Velador. ¿Tan mal está la calle Almirante Lobo para que nos gastemos allí un dineral que no tenemos? ¿Es que no hay cosas más urgentes en Sevilla? ¿Cuántos cientos kilómetros de aceras intransitables para los peatones se podrían arreglar con 295 millones de pesetas?

Ea, pues ya está compuesta la cesta de Navidad. Voy a llamar a MRW para que se la entregue en esta misma mañana, querido lector. Y con la cesta, mi tarjeta, como la del aguinaldo que daban antes por las casas los del camión de la basura que venían pidiendo la propina: "El Tío del Recuadro les desea Felices Pascuas". (Por cierto, ¿por qué han acabado con esa costumbre tan nuestra y clásica de que vengan a casa a felicitarte las Pascuas y a pedirte el aguilando?).