-- ¿Qué directiva podemos aprobar hoy para dar por saco a los españoles, esos flojos que se gastan en langostinos y en hacer rotondas los fondos que les mandamos para los parados?

Así un día decidieron prohibir las bolsas de plástico en los supermercados y otro las bombillas de filamento. La cuestión es prohibir, para que se note que Europa existe. Y obligar. Prohibir cosas y obligar a cosas, eso es Europa. Y como no saben qué tormento inventar, al tío del dar por saco desde Bruselas se le ha ocurrido ahora lo del IBAN. Ya sabe usted: desde el 1º de febrero es obligatorio dar el nuevo número de nuestra cuenta bancaria, aunque esté tiesa como la mojama de Barbate. Al tío del por saco europeo le parecía poco el número bancario de antes, con nombre de academia por correspondencia: el CCC, el Customer Account Code, o sea, el número de cuenta del cliente, con el que todos nos aviábamos. ¿Qué hizo? Pues pensar en el modo cómo convertir los instrumentos de pago en instrumentos de tortura. Y su mala leche inventó así el nuevo y obligatorio IBAN, el International Bank Account Number, que es añadir por delante la sigla del país, ES en nuestro caso, y dos numeritos más a los 20 que ya tenían las cuentas corrientes.

Pero como en Bruselas no se enteran de nada, no sabían que al nuevo código bancario le estaban poniendo un nombre completamente cani: el IBÁN. Sí, el nuevo número bancario es un nombre cani escrito con la ortografía de la Logse. Si le quitamos las mayúsculas al acrónimo, El Ibán suena al novio de La Bane, también escrita con ortografía Logse (o WhatsApp o Twitter, que es lo mismo). Cada tiempo tiene sus nombres en España y eso no lo saben en Bruselas. Tras la victoria de las armas nacionales, España se llenó de niños que se llamaban José Antonio, por Primo de Rivera (no Ordóñez, que es Canales Rivera, sino Rivera Sáez de Heredia, el fundador de la Falange). Tan significativo de un tiempo es llamarse José Antonio que Griñán, no sé si para quitarse años o para escabullirse de su cuna franquista, dice que se llama Pepe. Como me imagino que ojalá pronto en Cuba quieran borrarse el nombre los miles de niños que tras el triunfo de la dictadura de Castro fueron bautizados como Vladimir, por Lenin. Que tiene guasa cubana que un pelotero de béisbol se llame Vladimir García o Vladimir Cruz un actor.

El Ibán como nombre bancario cani con falta de ortografía es plenamente representativo de la España del felipismo...y de "Falcon Crest". España se nos llenó entonces de Ivanes. Y se nos siguió llenando con el aznarismo y con "Tómbola". Todo un Santoral Cani que para degustarlo en su propia salsa ha de llevar al artículo por delante: el Iván, la Vane, la Yeni, el Isra, la Nóe, el Yósua, la Debo, el Kevin, el Moi, el Samu, la Yoli, el Yóna, la Sarai, la Sheila, la Tamara o el Crístian. ¡Menuda pandilla! Es que los estás viendo. Y estás viendo a la madre del Iván, saliendo del banco de cobrar la pensión no contributiva de la abuela:

-- ¿Pues no que ahora a la cartilla de la abuela me han dicho en el banco que le han puesto el nombre de mi Iván? Hija, mejor que ponerle el nombre de mi Iván que Botín lo hubiera colocado a él, que tiene sus módulos hechos y está la criatura harto de echar currículos para el currelo y no lo llaman de ningún sitio. Ni a él ni a su novia, La Vane. Y eso que La Vane tiene los módulos de ordenador.