ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC,  30  de mayo de 2014                 
                                
 
Medallas del Postigo
 
No creo que el Ayuntamiento a la hora de conceder las Medallas de Sevilla en este Día de San Fernando tenga que hacer los equilibrios y encajes de bolillos que la Junta, por mor de la dichosa igualdad. Cuando la Junta otorga sus medallas del 28 de Febrero debe tener en cuenta una serie de condiciones, cuales complacer por cuotas de sexo, sectores de la sociedad e incluso procedencia provincial. La Junta no puede premiar a una eminencia médica de Córdoba si va en la lista una bailaora flamenca de la ciudad califal. Y si hay un empresario de Granada, no puede haber otro de Huelva, porque el cupo de empresarios ya está cubierto por el de la capital nazarí que te vi. Y, por el contrario, si no hay nadie importante premiable en Almería, hay que inventarlo. Estoy viendo a ese consejero de Presidencia, o a quien prepare el medalleo, llamando desesperadamente a Almería:

-- Oye, ¿tenéis por ahí un escultor ilustre, un investigador en Bioquímica, un poeta excelso, algo así famoso que premiar? Aunque sea alguien de "Sálvame"...

-- Espérate que haga memoria...

-- No, date prisa, porque tenemos que mandar ya la lista de las medallas de Andalucía al BOJA y ésta es la hora en que es no se nos ocurre nadie de Almería...

¿Usted no ve? Con San Fernando no pasa como con el 28-F. El Ayuntamiento de Sevilla puede premiar a cuatro empresarios a la vez o a media docena de ellos, y a ningún boticario, que No Passssa Nada. O a tres boticarios al mismo tiempo, que tampoco. Y no tiene que haber cuotas de mujeres y hombres, o cupos geográficos por barrios, que si premian a uno del Cerro tengan que darle otra medalla a uno de Sevilla Este para compensar, y que si va en la lista uno de Triana tenga que haber otro de la Macarena. Por eso este año ha salido muy favorecido El Postigo. ¿Passssa algo? Las medallas de Sevilla de este año son un gordo que ha caído en El Postigo, donde está muy repartido. Vamos, como si lo hubiera vendido la administración que está junto al Arco, la que reserva por Navidad la lotería del Club Antares.

Así que al mismo tiempo le han dado la medalla de Sevilla al Pali, a título póstumo, y a Angela la calentera, la sobrina de Juana Goyguru, que es como si se la dieran dos veces al Postigo del Aceite. Aceite en el que Angela, proveedora de la Real Casa cuando Su Majestad desayuna en el Alcázar, fríe los mejores calentitos del globo terráqueo. Aceite que El Pali le echaba a las papas aliñás que le hacía su madre y que se comía en la calle Aduana en lebrillos tan grandes como el campo de su Betis de su alma. El Pali, Angela... E incluso una tercera premiada, de mi sangre: Pilar Burgos, la zapatera, que es también del mejor cahíz de tierra del mundo, a la que le han dado una medalla que hubiera hecho llorar hoy al alfayate y a la zapatera de la Avenida que nos trajeron al mundo y que con su ejemplo nos enseñaron a trabajar.

El Postigo como tal, el Arco, ya tenía la Medalla de Sevilla. Yo no sé cómo serían las puertas que derribaron, pero sí cómo es mi puerta del Arco del Postigo, que se salvó de la quema de la piqueta del alcalde García de Vinuesa que aún sigue usurpando, a pesar de ello, otra calle del barrio, la Calle de la Mar, y anda que era feo el nombre... El Postigo tenía ya puesta la medalla de Sevilla en piedra, con su San Fernando, su San Isidoro, su San Leandro, sus yemas de ídem y todos sus avíos, que es el escudo de la ciudad que Benvenuto Tortello colocó en el Arco cuando lo reformó en tiempos del Conde de Barajas. Ahora esa misma medalla de piedra del escudo de Sevilla del Arco recae en hijos preclaros del Postigo. Pura Sevilla de la Pura y Limpia Hombre, es lo menos que puedo decir. Aparte de que nací allí, tengan en cuenta que estoy plumeando este artículo en un papel de los calentitos que me ha prestado Angela como recado de escribir, mientras en la memoria de la calle Bayona suena la sevillana de Paco Palacios: "El día que yo me muera/ que no llore El Baratillo,/ni mi Piedad y Caridad,/ ni mi Arco del Postigo". ¿Qué va a llorar, Pali, ahijado, qué va a llorar? En todo caso, llora tu Arco del Postigo de alegría por ser el más condecorado en esta collada del Día de San Fernando.

 

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