ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC,  8 de junio de 2014                 
                                
 
Estoy carajote
 
Iba a decir que soy tonto, pero no: soy más. No sólo soy tonto, sino que estoy acarajotado. Si es no soy carajote. Definitivamente creo que lo soy. No sé ni la hora que es ni en qué país vivo. Y es que en mi acarajotamiento, ¡pienso cada cosa! ¿Pues no que me creía yo que al anunciar Su Majestad la abdicación la gente se iba a echar a la calle para agtradecerle las libertades que nos devolvió, la concordia nacional que logró, el prudente y sabio desmontaje de una dictadura que hizo sin que se moviera un varal? Y no conforme con pensar esto, ¿pues no que me creía yo que los que más especialmente iban a agradecerle a Don Juan Carlos los servicios prestados a la democracia en España serían los de ese Partido Comunista que legalizó contra viento y marea, jugándose el puesto, con la derecha montaraz del bunker frente, con el Ejército haciendo sonar los sables por los cuartos de banderas y con la Banca mosqueada? Pues nada, estoy más despistado que Pablo Iglesias en un colegio mayor del Opus, porque esos mismos pelusos que pueden ahora enarbolar sus banderas de Rumanía... Y más acarajotamiento mío, vaya días que tengo: ¿por qué todos estos muchachos, que no son rumanos, que no han estado en su vida en Rumanía, que ni siquiera se lucraron de los veraneos gratis total en Rumanía como tantos prebostes comunistas de la clandestinidad sacan ahora tantas banderas de Rumanía? ¿Por dónde iba, antes que se me colaran en mis torpes pensamientos la bandera de Rumanía? ¡Ah, sí! Que son tan desagradecidos que no reconocen que pueden pegar todos los banderazos que tengan por conveniente y pedir los referendos que les plazca precisamente porque el Rey nos devolvió las libertades. Ahora, que soy tan carajote que no caigo en la cuenta de que también existe en España la libertad de odio, la libertad de rencor, la libertad de ingratitud, de las que los españoles solemos estar bien despachados, y que ZP no paró hasta que desenterró las dos Españas que habían sido superadas tras la concordia de la Segunda Restauración.

Hay más. Estoy hundido en la miseria al comprobar lo carajote que soy. ¿Pues no que me creía yo que en estas circunstancias verdaderamente históricas España iba a estar orgullosa de ser un Reino, cosa que sólo pone en el carné de conducir, ni siquiera en el pasaporte? ¿Pues no que me creía yo que bastaba con que Su Majestad dijera que iba abdicar y firmara una papela como la Reina de Holanda y punto, y que todo el mecanismo sucesorio de la tradición, de la Historia y de la Institución iba a prevalecer sobre este ordenancismo burocrático que se traen, que creo yo que lo del Rey no vale aún porque le falta una póliza y Celia Villalobos, ojú, le tiene que poner un sello de entrada en el Registro del Congreso de los Diputados?

¿Pues no que creía yo que la proclamación del Heredero como Rey iba a ser ya la mejor convidada a Patria y a Monarquía que pudiera pensarse, una maravilla de la magia de la Institución visualizada? ¿Pues no que creía yo que iba a ir en coche descubierto desde Palacio al Congreso, rodeado por la Caballería de la Guardia Real, con los clarineros tocando delante, y las calles llenas de gente con banderas españolas, y los balcones colgados con los colores patrios, y los retratos regios en los escaparates de las tiendas? Y de perfil bajo, bnada: luego, un desfile por todo lo alto, y un Te Deum en La Almudena con todos sus avíos. ¿Y lo que pensé que ocurriría más tarde, si seré carajote? ¿Pues no que pensé que Felipe VI volvía así, en loor de multitudes, por la Gran Vía, y que con Doña Letizia salía a saludar al balcón de Palacio, y todo el mundo allí, como en Holanda vestidos color naranjas, aquí con prendas rojas y amarillas? Revelo todos estos pensamientos absurdos míos porque no me da vergüenza reconocer que soy completamente carajote. Pero al Reino de España, por lo visto, sí le da bastante vergüenza reconocer que es la Monarquía Parlamentaria y Constitucional que soñó Don Juan y restauró Don Juan Carlos.

 

  Artículos de días anteriores

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio