Dicen las malas lenguas que este año los de "Forbes" no tienen problema a la hora de hacer la lista de los más ricos de España. Con poner a Pujol y a sus Siete Niños (de Écija) ya tienen media carilla rellena. Y si luego añaden a los trincones Jetas de la Tarjeta, pues lista hecha hasta completar aforo. Los ricos de "Forbes" vienen a ser como una ONG: Ricos sin Fronteras. Y por la parte de los trincones, Manos Unidas: unidas en plan egipcio, haciendo la cazoleta para llevarse la mangoleta. Cada vez que sale la lista de "Forbes" me pasa como cuando miro la de la Lotería de Navidad el 23 de diciembre: que lo que yo quiero que esté, no está. En el caso de la lotería de Sagasta, la de los millones, o del Gato Negro (que es donde compra Remo, mi amo y señor, sus décimos gatunos y nos los reparte), no viene el número de la Hermandad de la Carretería que juego. Y en el caso de "Forbes", no viene lo que quiero ver: quiénes son los más ricos de Sevilla. Porque en Sevilla tiene que haber ricos de "Forbes", seguro que los hay. Lo que pasa es que los verdaderamente ricos se lo callan, humildemente, y nadie sabe que lo son. Los que alardean de dinero no suelen tener tanto. Y, cosa curiosa, siempre se señala a Extremadura como la tierra prometida de los que están en taco o recibieron de sus padres y abuelos la morterá gorda. Siempre se ha dicho señalando a alguien:-- Ese es dueño de media Extremadura.
Nunca habrá usted oído:
-- Ese es dueño de media Andalucía.
Y mucho menos:
-- Ese es dueño de media Sevilla.
Y yo conozco a algunos que son dueños de media Sevilla. O por lo menos de la mitad del cuarto de Sevilla. O de cuarto y mitad de Sevilla, bien despachaíto, con su cominito y tó. Igual que en el campo se habla de terratenientes y latifundistas, en Sevilla hay pisotenientes y localesfundistas. Gente que tiene casas enteras en pleno centro, muy bien alquiladas a franquicias que pagan con mayor religiosidad aun que los chinos de los bazares, que los dueños de locales dicen que son los que pagan más religiosamente. Será que la religión de los chinos dice que hay que pagar, porque nuestra religión católica, por lo visto, no dice nada, y así hay quien deja por ahí cada roncha que no te quiero ni contar. --PUNTOAPARTE--
Hay dos preguntas sobre la economía sevillana que nunca tienen respuesta. Una de ellas se la formulaba el otro día a sí mismo Micer Paco Robles. La otra la añado yo ahora. Son estas dos cuestiones sin contestación:
1.- ¿De qué vive Sevilla?
2.- ¿Quiénes son los más ricos de Sevilla?
De qué vive Sevilla, ay, es un enigma que no sabe responder creo yo ni José María O´Kean, el catedrático de Economía hijo de mi recordado maestro sastre que durante tantos años fue mi rey mago de la ilusión cofradiera como anónimo y versallesco fiscal del paso del Señor del Valle, con su golpe de palermo en tierra y su inclinación de capirote para saludarme a la altura de Alfombras Iñiguez. ¿Vive Sevilla del turismo, de la agricultura, del comercio, de las subvenciones, del mangazo o del aire? Yo creo que más bien que del aire. La calle Aire quizá sea un homenaje a la economía de Sevilla. --PUNTOAPARTE--
¿Y quiénes son los más ricos? ¿Los que salen retratados como grandes Pequeños Nicolases, presumiendo de estar en el taco? Esos, de ninguna manera. Los ricos de verdad no alardean de serlo y mucho menos lo tiran convidando a los miarmas y a los agradaores profesionales. Los verdaderamente ricos no tienen una barrera de primera fila en los toros; en todo caso un discreto y cómodo sillón de tendido. No ponen caseta ni enganchan en Feria. No tienen un casoplón con siete mil tatas y criados, sino un discreto piso en República Argentina. No pagan cosas de las cofradías para figuronear. No son gente en el Rocío, y mucho menos en el de Triana. No los conoce nadie. Nadie sabe lo ricos que son. Y a lo mejor crean más riqueza y dan más trabajo que, juntos, todos esos chuflas huelemierdas que van por ahí perdonándote la vida y presumiendo de estar en el taco. ¡Tequiyá!
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