Planteadas estas preguntas, hay que hacerse otra: ¿existe realmente una cara de alcalde? ¿O basta con tener cara para presentarse a alcalde? Cara de lo que sea: carapalio, carabolso, caraladrillo, caracaballo, carataza, caracartón o caralpargata... Lo importante es echarle cara. Yo no creo que Espadas tenga cara de alcalde. Y mucho menos que se le haya puesto. Es más: creo que es lo opuesto a un cara. No es que yo a estas alturas de curso me ponga a hacerle la campaña por la cara a Espadas, hasta ahí podíamos llegar. Pero para que se le ponga a uno cara de alcalde hay que ser un cara, y Espadas no lo es. Me parece un señor muy preocupado por los problemas de Sevilla, educado y cortés, que cada vez que me ve me saluda con exquisita amabilidad y con el que da gusto hablar de los temas importantísimos que solemos ttratar cuando nos encontramos en un croqueteo: ora del buen tiempo que hace, ora de que hay que ver qué calor más grande.

No, el problema no es que a Espadas se le haya puesto cara de alcalde, y a Susana Díaz se le haya ido viva la cuestión con su chiste malo de que Zoido es como Nicolás, el pequeño del PP que tiene nombre de zapatería. (Como en esa Triana de la gracia de la que presumes se enteren de los chistes tan malos que haces en los mítines a costa de tus adversarios, no te van a liar ná en la cara, Susana...) El problema de Sevilla no es que a Espadas se le haya puesto cara de alcalde, es que a Zoido se le ha puesto cara de Monteseirín. Es que parece que Zoido está gobernando gracias a un socio comegambas que lo tenga cogido por la entrepierna, como le pasaba a Monteseirín. A Espadas lo que se le está poniendo es cara de Zoido: va por los barrios como el actual alcalde iba cuando estaba en la oposición. De un momento a otro Espadas va a hacerse una foto poniendo en Bellavista el banco que piden los vecinos, un banco de Marvizón que da divinamente en las fotos. Espadas va de Zoido en la oposición, dedicándose a la micropolítica del acercamiento a los barrios y el cara a cara por los vecinos, ya que la cosa va hoy de caras. ¿Sabe usted qué es un barrio, no? Pues un barrio es un sitio donde los candidatos a alcalde se hartan de ir cuando todavía no lo son y donde no vuelven a poner un pie cuando ya han sido elegidos. Pues eso.

Y si Espadas va haciendo el antiguo Zoido por los barrios, Zoido sigue haciendo el antiguo Monteseirìn en la alcaldía. Ese es el problema de Sevilla. Aparte de que en el PP no son unos trincones y no tiran el dinero ni nos endeudan hasta las cejas, ¿usted ha notado para algo en Sevilla que sea alcalde Zoido y que tenga una mayoría absoluta de 20 concejales, 20? ¡Para nada! Continuismo puro de Monteseirín, el mismo modelo de ciudad. A las estrenadas luces de la Torre Pelli me remito, que a ese adefesio ya le han hecho la Prueba del Alumbrao. Cuando estaba en la oposición, Zoido prometió que paraba la Torre Pelli si llegaba a la alcaldía. Ahí está, ahí está, como la Puerta de Alcalá de Ana Belén. No sólo no la paró, sino que se fue a San Petersburgo a defenderla, ¡con lo lejos que está San Petersburgo! ¿Y la persecución al coche con la zona azul? ¿Y las talas de árboles? Ya digo: a Espadas no se le ha puesto cara de alcalde, pero a Zoido se le ha puesto una cara de Monteseirín que no se puede aguantar. Y a sus votantes, una cara de abstención que para qué te voy a contar.

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