Y en la calle Tetuán propiamente dicha y en su número 8, que está en la esquina con Muñoz Olivé, antigua de Lombardos, ocurre la historia que comentar quiero. No sin antes recordar que frente a esa esquina, decorando el Bazar Sevillano, que cerraron con el derribo del Teatro San Fernando, estaban los dos faroles sevillanísimos que ahora se han hecho más sevillanos todavía en la calle que me gusta seguir llamando Varflora, pues desde aquella demolición alumbran la Capilla de los Toneleros cuando va a salir el Cristo de la Salud como Divino Capitán de su Barco del Carbón.

En esa esquina del 8 de Tetuán estaba un negocio que era como el cuento de Pedro y el Lobo. Siempre tenía en sus escaparates unos letreros de liquidación y de rebajas totales como si aquello fuera a cerrar de un momento a otro, así como extraños anuncios nupciales por la calle Muñoz Olivé. Años se llevó aquello cerrando de un momento a otro: "Liquidación por cierre inminente". Dicho cierre llegó al local que había sido, antes que esto de Va Bene, las Confecciones Selas de toda la vida. Ya cerró definitivamente. Lo traspasaron a Sephora, una perfumería en esta ciudad donde, al igual que un tonto más, no cabe una perfumería más. Y Sephora se puso a hacer obras en el edificio, que es de Aníbal González, que lo hizo para los Sánchez-Dalp y que ocupaba media manzana, con el Gran Britz en los bajos de su esquina con Rioja.

La Comisión del Patrimonio ha parado esas obras. La misma Comisión del Patrimonio que no paró la Torre Pelli para una perfumería de nada en la esquina de Muñoz Olivé. ¡Toma del frasco, Fernando Carrasco! O sea, que estos gachés de una Comisión del Patrimonio pastelera unas veces, dictatorial otras, que nadie sabe quién ha nombrado ni a quién representan, van en unos casos de tiquismiquis con unas gafas de aumento, de culo de vaso como las del Pali, para ver las obras de las perfumerías en Tetuán, 8. Y, en cambio, van como el caballo del picador, con los ojos tapados, cuando pulidos y abrillantados ejecutores de crímenes de lesa sevillanía perpetran la Torre Pelli. La Torre Pelli no la paró la Comisión del Patrimonio; la decoración de Sephora, sí. ¡Tequiyarcarajo, Comisión del Patrimonio! Pero es que, además, hay locales y locales. Cuando perpetraron la destrucción de la decoración del Bar Laredo, obra Art Decó única del pintor Juan Miguel Sánchez, estos gachés de la Comisión no abrieron la boca. Como no la han abierto ahora, cuando un auténtico Museo de Etnografía y un monumento comercial, el Bazar Victoria de Entrecárceles, está en el corredor de la muerte, sentenciado por el mismo señor pulidísimo que nos dejó para siempre en el cielo de Sevilla la cagá de la Torre Pelli. ¿Por qué la destrucción del Bazar Victoria no la paralizáis, hijos míos? ¿Por qué toda la fuerza se os va en el local donde irá Sephora, por cierto de un mal gusto que tiraba de espaldas, con tantos espejitos y cursilerías? Digo como Caracol el del Bulto ante la bufante locomotora de Atocha: ¡esos cojones, con la Torre Pelli, con el Laredo y con el Bazar Victoria!

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