ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 16  de julio de 2015                 
                           
 

Francisco Carbonero. El Charro de Triana, cantando rancheras en la Avenida de la Constitución de Sevilla

Adiós, Charro de Triana

La malhadada Avenida de Monteseirín, vulgo de la Constitución, junto a sus naranjos que no crecen ni anuncian con sus flores la cercanía de la Semana Santa, si serán saboríos; y junto al absurdo de que la peatonalizaron y no es peatonal, porque quien camina tiene menos espacio que en las aceras antiguas cuando pasaban los coches... Junto a todo esto, la Avenida tiene cosas buenas. Ha renovado la muy exhausta nómina de personajes populares sevillanos, que estaba con menos vida que el magnolio de la esquina de la Catedral frente a Correos, que para mí hace tiempo que está, si no enfermo, enfermizo. La Avenida ha dado personajes populares nuevos. Puestas al día de la nómina en la que el otro día pedía que en la fachada del antiguo Ateneo pusieran una lápida con la famosa hazaña de Antonio Sanz Ramos, "Antoñito Cofradías", quien una tarde de mucha calor en el salón de actos, ni corto ni perezoso subió al estrado y se bebió enterito el vaso de agua del conferenciante, que cuentan era don Esteban Bilbao Eguía, presidente de las Cortes Españolas. Justificando luego su gesta ante tan eximio orador y respetable público con la frase que ha pasado a la posteridad: "Es que estaba `fitito'".

La Avenida da personajes que han renovado esa nómina en la que también merecería una lápida por los alrededores del Barranco o del Paseo Colón, que eran su mundo, el inolvidable Vicente Orozco Moreno, Vicente el del Canasto, que no vendía absolutamente nada en el que vacío al brazo siempre llevaba, con la mano en visera buscando quién sabe qué, jugándose la vida entre los coches como ahora la arriesga Howard Jackson, el liberiano que hasta vestido de Cleopatra vende pañuelitos en el semáforo de la antigua estación de la Plaza de Armas.

La Avenida, por ejemplo, nos ha dado un personaje tan a lo Silvio como Enrique Fernández Jiménez. Si lo nombro así quizá no les suene. Si añado que es Little Boy Quique les sonará: a sus blues. Sabrán quién es este dignísimo músico callejero que se pone por Correos con su guitarra, su armónica y su percusión pegada a los tobillos para traer junto a la puerta de Correos del Pali, miarma, ni más ni menos, que la música del Mississippi, con lo que Nueva Orleans queda más o menos a la altura de la Bodeguita Casablanca. Que yo creo que es algo.

Y nos ha dado la Avenida al Charro de Triana, en los clásicos absurdos de Sevilla. Los seises son diez, El Pasmo de Triana era de la calle Feria y El Charro de Triana canta en la Avenida. Como "Jalisco canta en Sevilla", pero sin Jorge Negrete y sin película. Alcanzó fama cuando se ponía por las tardes a la altura del Gato Negro, muy serio, con su sombrero mexicano auténticamente falso. Luego se cambió de acera y de hora, y se fue por las mañanas a la contraria, la preferida de Rafael Montesinos en sus diálogos por la Avenida. Delante de lo que fue Banco Central y ahora Santander, cantaba sus rancheras ante un atril tan ilustre como el de Pedro Halffter en la Sinfónica. Durante mucho tiempo, Francisco Carbonero, que tal es su gracia, ha proclamado a pleno pulmón trianero que seguía siendo el Rey de las Rancheras en la Avenida. Hasta que, ay, ¿por qué?, se nos ha ido de pronto, casi sin avisar, y se ha marchado con su música a otra parte. Siendo su música las rancheras y esa otra parte, Tenerife. Creo que se ha confundido de isla canaria. Donde hay un barrio que se llama como el suyo, Triana, es en Las Palmas, Charro, no en Santa Cruz. Pero él sabrá. El Charro quizá busque en Canarias el reconocimiento que Sevilla le negó, a pesar de haber cantado en la Velá. ¿Qué será de la Avenida sin sus rancheras de Triana? Pero como en la película "Casablanca" con París, siempre nos quedará el olor a incienso del tío de la mesa de campimplaya que lo vende en la esquina del Horno de San Buenaventura. Otro personaje popular inventado por la nueva Avenida. Gracias al cual igual que siempre es Domingo de Ramos en el bronce de la palma de la Giralda, siempre es Miércoles Santo en la Punta del Diamante, con ese olor a incienso del Cristo de Burgos.

 

 

CorreoSi quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico  Correo

           

  Artículos de días anteriores

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio