ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 19 de octubre de 2015                 
                                
 

Pura Sevilla en Madre Purísima

El otro día, en su programa de la COPE, lo comentaba Paco Robles con Gloria Gamito, cronista oficial de las Hermanas de la Cruz. Todos estamos de acuerdo en la partición barroca de la ciudad en sus eternos duales, el apolíneo y el dionisíaco: Sevilla y Betis, Macarena y Triana, Semana Santa y Feria, Joselito y Belmonte... Decía Robles que nunca dos sevillanos se ponen de acuerdo en nada, aunque pertenezcan a la misma mitad. Por ejemplo, en la junta de oficiales de una cofradía, siempre hay quien quiere que el Crucificado lleve el monte de claveles y el que lo prefiere de lirios. Pero hay algo sevillanísimo que manda a tomar viento de la veleta de la Giralda a los enfrentamientos de los duales: las Hermanas de la Cruz. Con decir que la II República fue la que le puso el nombre de Sor Angela de la Cruz a la calle Alcázares... Ante las Hermanas no hay nunca dos Sevillas frente a frente, sino una sola Sevilla verdadera que las admira, las socorre, las considera suyas y le reza a Sor Ángela, al tiempo que va a su tumba y le escribe una petición en un papelito como quien pone un mensaje en una botella de náufrago de la vida y la tira no al mar, sino a los cielos que los sevillanos perdimos y estas Hijas de Dios encuentran en la tierra y se lo ganan a pulso con su entrega en las velas a los enfermos, en esa mortaja que les ponen para el último viaje a muchos sevillanos: su túnica de la hermandad. Por eso pasa la cofradía de La Mortaja ante el Convento de las Hermanas de la Cruz: las Marías y los Santos Varones van a visitar a sus colegas, y les llevan a Cristo para que con sus cánticos lo amortajen como sevillano que es. Del barrio de San Lorenzo concretamente.

Esta Sevilla conquistó ayer Roma. La pura Sevilla de quien, además, con la de nombres que hay en el santoral, se puso Madre Purísima al profesar como Hermana de la Cruz. Aunque nació en Madrid, en Sevilla encontró a Sor Angela y al espíritu de su obra; y en aquella Sevilla la inspiró Dios para que, al abandonar su nombre civil del siglo, María Isabel Salvat (que suena a enciclopedia, no al Kempis de la Imitación de Cristo), se puso el nombre de la Pura y Limpia del Postigo, con el que debutó ayer en los carteles de los santos en la plaza de Roma. ( Plaza de San Pedro de donde, qué raro, no sale Madre de Dios de la Palma...)

A otros beatos los hacen santos por la curación de una niña ciega, del que se dio un pellejazo mortal y no la palmó, de una señora desahuciada por los médicos. A Madre Purísima, como era Sevilla pura, sólo la podían hacer santa por lo que la han hecho: por el milagro del armao. Ahí, como con las Hermanas de la Cruz, también estamos todos en Sevilla de acuerdo: con los armaos de la Macarena. Nos los dejó Julio César en persona, cuando vino a cercar a Sevilla "de muros y torres altas". Y ayer esos armaos de la Bética volvieron a tomar la capital del Imperio, la mismísima Roma, con el milagro del armao José Carretero, "El Carre", que tras una parada cardíaca y estar sin oxígeno 25 minutos y 12 días en coma, fue devuelto a la vida por las oraciones de los verdes corazones macarenos a Madre Purísima. La que, siendo Madre General, muchos amaneceres de cánticos y azucenas tocó el llamador del dragón y puso a andar a la Esperanza, como cuando revivió al Carre que todos daban ya racheando su paso de armao camino de San Fernando.

Yo saco dos consecuencias: que Madre Purísima, con el milagro del armao, ha querido darnos a todos una lección contra la eutanasia. A punto estaban de eso tan horrible de "desenchufar" al Carre en el hospital: dejarlo morir. Pero entre Madre Purísima y la Esperanza le dijeron que por allí arriba aún no se le había perdido nada. Y otra lección: algo tan sevillano como lo jartibles que son las Hermanas de la Cruz para tener Santas. La congregación ya va por dos: Sor Angela y Madre Purísima. A Sor Ángela la canonizó Juan Pablo II en 2003. A Madre Purísima, Francisco I en 2015. ¡Dos santas en doce años! A ver, que me digan qué otra congregación religiosa bate esa marca. Y todo, por sevillanía. Por los duales de los santos de Sevilla: San Isidoro y San Leandro, Santa Justa y Santa Rufina, y ahora, Santa Sor Angela y Santa Madre Purísima...

 

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