ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 24 de noviembre de 2015                 
                             
 

La señora gorrilla

Palabrita del Niño Jesús, como decíamos cuando niños con sus hermanas Magdalena y Trini y sus hermanos Pepe y Eustaquio. Les juro que conozco desde que nació a doña Rosario, el ama de casa de Nervión a la que el Ayuntamiento le ha pegado un multazo no por sacar la basura a deshora; ni por tener ropa tendida en los balcones; ni por regar las macetas a destiempo; ni por pasarse un semáforo en rojo; ni por aparcar en sitio reservado a los minusválidos, sino...¡por ejercer de gorrilla! Y les juro (o prometo, o las dos cosas juntas, que arremachan más) que doña Rosario en su vida ha sido gorrilla. Vamos, ni cuando jugando con mi hermana Fina, su coetánea, aparcaban los cochecitos de las muñecas en la azotea de nuestra casa en la calle Bayona o en el patio de la suya en la calle Conteros.

A pesar de todos estos pesares, sentires y dulces recuerdos que no olvidaré (por decirlo con cursilería de tango o bolero), a doña Rosario el Ayuntamiento del Espadas que ayer llevó la ídem de San Fernando le ha cascado una multa de 30 euros, 30: justo diez más de los concejales de la desperdiciada mayoría absoluta de Zoido. (A propósito de la Procesión de la Espada en el aniversario de la fecha en que San Fernando nos libró de la morisma apestosa y nos incorporó a Europa. ¿Por qué esa cursilería ridícula del paño humeral para portar la Lobera fernandina, que los alcaldes, los pobrecitos míos, parecen una señora que se ha echado por encima una toquilla para ver calentita "Sálvame" en la salita de la mesa camilla?).

Lo más bonito de la multa a doña Rosarìo es la prosa municipal. La multan por "ofrecer un lugar para aparcamiento a los conductores de vehículos con la intención de obtener un beneficio económico, no siendo persona autorizada para ello". Se escribe así, pero se pronuncia: "Por ejercer de gorrilla". Y doña Rosario, por cuyas venas corre la materna gracia gaditana, dulce como el vino tintilla o la uva moscatel de Rota, ha tenido el humor de tomarse la jangá de Espadas como se debe: a cachondeo. Y ya leyeron lo que ha dicho: "No volveré a salir a la calle en chandal ni en zapatillas de deporte, por si acaso".

¡Cómo es la burocracia municipal! La denuncia es del 25 de febrero, cuando todavía era alcalde Zoido. Pero no incoan el expediente hasta el 16 de octubre, ya con Espadas de alcalde. O sea, que Espadas, que echa para atrás todo lo que huela a Zoido, no ha rechazado el multazo que le han puesto a doña Rosario por ser gorrilla, cosa que nunca es, ha sido ni será, "ni Dios lo premita". Así que Espadas deshace el manto sevillano de Penélope de Zoido en todo, menos en los errores de su propia burocracia. A mí, la verdad, aunque me tomo el asunto con la gracia de su sangre gaditana, la multa a doña Rosario me da miedo y me preocupa. A todos nos puede pasar. Sí, sí, no se rìan: esto es como las desgracias, que creemos que siempre les ocurren a los otros, nunca a nosotros. Yo, como saben, no solamente no monto en bicicleta desde que veraneaba de muchacho en Guadalcanal, sino que odio este culto a las dos ruedas que ha entrado en Sevilla. Soy público objetor de carril-bici. Creo que Sevilla se entregó al poder de los ciclistas como el moro Axataf entregó la ciudad a San Fernando. Las llaves de Sevilla las tienen los ciclistas, dictadores de las aceras junto con los hosteleros de los veladores. Bueno, pues a pesar de que nunca verán ustedes a Burgos en bicicleta por Sevilla, me estoy temiendo que, tal como están las cosas y como le ha ocurrido a mi amiga Rosario, mañana me llegue una multa del Ayuntamiento que me cruja con 60 euros, 60, y ponga como hecho denunciado: "Por circular en bicicleta por la calle Sierpes, dando por saco a los peatones, en horario comercial, y además, avasallando y mentándole sus castas todas a cuantos que le advertían que eso está prohibido". Pero no caerá esa breve. ¡Cualquiera multa a un ciclista circulando por zona peatonal! Hay que multar a doña Rosario como gorrilla. Aunque ya lo ha dicho: nunca ha usado gorra. En todo caso, sombrero para las bodas. Y para quitárselo con emocionada admiración el Domingo de Pasión, cuando el poeta de la familia dé el Pregón de la Semana Santa.

 

Artículos de días anteriores

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio