Esto sí que es un problema, y no la fecha de comienzo de la Feria: el cangrejo rojo, del que viven muchas familias en la Isla Mayor. Con la música de José Manuel Moya, Aurelio Verde podría volver a escribirle una nueva letra a su "Solano de las marismas", que dijera ahora: "Cangrejo de las marismas,/no eches cuenta a la sentencia:/te ponemos barretina,/decimos que eres de Lleida". Porque en esta España donde una parte de ella, la Cataluña separatista de la Generalidad, se pasa por el forro de la señera las sentencias del Constitucional, del Supremo y del Juzgado de Cazalla si hace falta, sobre asuntos fundamentales como la Unidad de la Patria, su Bandera o la enseñanza de su lengua, resulta que aquí vamos a hacer el canelo acatando sin más lo que mandan contra el cangrejo rojo de la marisma unos señores que tienen sobre esta fuente de riqueza de Isla Mayor la misma idea que servidor sobre las reglas de juego del rugby: N.P.I.
¿Qué le ha hecho el cangrejo rojo al Tribunal Supremo, se puede saber, para que lo persiga de esta forma? La cuestión es que está en juego el empleo de 400 pescadores, dedicados a una captura y comercialización que da al año 200.000 jornales y genera 20 millones de euros. El Supremo, con un craso desconocimiento del ecosistema marismeño (del que tan hermosos versos escribía Toto León Manjón y del que ahora tan bellos poemas hace Rafael Peralta Revuelta) no sabe que si se deja de pescar el cangrejo rojo, este voraz crustáceo (¡toma ya, lo bonito y lo cursi que me ha salido lo de "voraz crustáceo") capaz es de, aguas arriba del río e incluso cruzando la esclusa, llegar hasta la Torre del Oro y comerse a los turistas que van a bordo del "Luna de Sevilla". Si no se pescan, los cangrejos rojos se comerán el arroz, del que ya producimos en la marisma más que en Valencia. Que en materia de arroz, Isla Mayor es más que Valencia, sólo que sin Blasco Ibáñez, sin Fallas...y sin Rita Barberá de aquella manera que dijimos.
Dice los lumbreras del Supremo que el cangrejo rojo pertenece a las "especies exóticas invasoras". ¿Y las cotorras que invaden nuestros parques no lo son, señorías? ¿Y los veladores que no dejan andar a los peatones por las aceras de Sevilla no lo son? Lo más curioso es que quien ha puesto pie en pared contra esta barbaridad judicial no ha sido la Junta, como hubiera sido su obligación. No: quien más en firme ha salido en defensa del cangrejo rojo y de los marismeños que viven de él ha sido el Ministerio de Agricultura. El Gobierno central en funciones...de tarde y noche. A los de San Telmo se la remanfinflan el cangrejo rojo y los que viven del cangrejo rojo. ¿Será que los cangrejos rojos, a pesar de su color, tienen carné del PP y por eso le traen sin cuidado a Susana Díaz?
Yo, aparte de los recursos de la Abogacía del Estado y de las gestiones del muy activo Antonio Sanz, delegado en Andalucía del Gobierno de Madrid, tengo 2 soluciones ,2, para el problema y para el pan de los niños de esos pescadores de Isla Mayor:
1.- Decir que no es el cangrejo rojo, que es el cangrejo rojo y gualda. Y como todas las sentencias del Supremo sobre el uso obligatorio de la constitucional bandera roja y gualda no se cumplen y No Passssa Nada, mientras se hartan de poner trapos tricolores, pues no cumplimos lo que dice el TS sobre el cangrejo rojo y gualda... ¡y listo!. O los pintamos a todos de rojo, amarillo y morado, verán cómo entonces no dicen nada.
2.- Mejor todavía que la anterior. Decimos que los que viven del cangrejo rojo no son los pescadores marismeños, sino que son Cangrejers Catalans. Cinco minutos va a tardar el Constitucional en anular la sentencia del Supremo para defender a los cangrejers catalans, que ya saben la suprema norma de España: al pulpo separatista catalán, ni toserle, y darle desde Madrid todo el dinero que pida.
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