ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC, 20 de julio de 2016               
                             
 

La Y de Ybarra

Pena. La palabra para describir lo que sentí al ver la negra nube del fuego de la fábrica de Ybarra en Dos Hermanas es exactamente pena. Verán. Igual que otros que viven poco menos que en una VPO unifamiliar con patio absolutamente chuchiperri presumen de casa-palacio, yo tengo un apartamento-palacio. Cabe la mar de Huelva, en Torre La Higuera, con vistas a la luna de julio sobre el Coto de Doñana. Y al poco de que un amigo me mandara por WhatsApp la foto de la negra columna de humo del fuego que se veía desde su casa de Alcalá de los Panaderos, me asomé a la terraza y pude comprobar que aquel humo del incendio de Ybarra era ya una oscurísima y alargada nube negra sobre el Coto de Doñana, empujada por los vientos hacia la mar de Sanlúcar a través de la marisma. Sentí pena y si no se hubiera tratado de asunto tan desgraciado hubiese pensado que era como si los Ybarra de Neguri le hubieran traído a sus parientes los Ybarra de Sevilla la negra nube del boinón de humo que decían antaño que siempre cubría el cielo del Bocho bilbaíno, como me explicó el novelista Juan Antonio Zunzunegui en persona.

Igual que Villalón decía que el mundo se divide en dos grandes partes, Sevilla y Cádiz, los Ybarra se dividen en dos grandes grupos: los Ybarra de Bilbao y los Ybarra de Sevilla. Nunca un apellido arraigó tanto en una ciudad como Ybarra en Sevilla. Fue un Ybarra, don José María, el primer Conde de Ibarra, quien fundó la Feria de Abril en compañía de otro inmigrante de lujo: el catalán Narciso Bonaplata. Los sevillanos tenemos fama de flojos. Fama que se acrecienta si pensamos que todo el que ha creado aquí riqueza era venido de fuera: de los montañeses de las tabernas a los sorianos de los ultramarinos, pasando por estos grandes apellidos ingleses, catalanes o vascos que trajeron la revolución industrial a una sociedad agraria...y perezosa. En una generación, los montañeses de las tabernas fueron más béticos que el escudo de las trece barras. Y en menos de otra, un gran apellido de la inmigración económica, como Ybarra, inventó la Feria. Apellido unido a la historia de algo tan sevillano como la Cofradía del Silencio, donde rara es la vez que, como ahora, no es hermano mayor un Ybarra. O unido al comercio del aceite y al trasiego del muelle del Puerto y Puerta de Indias.

Yo veía sobre el Coto de Doñana la negra nube, como la inmensa lágrima negra de un bolero, y pensaba en esta familia. Los que unieron la V de Vasconia y la A de Andalucía en la chimenea de sus vapores de la Vasco Andaluza, que en sus últimos años de esplendor creó aquellos transatlánticos a la sevillana: "Cabo San Vicente", "Cabo San Roque". Pensé en mi difunto amigo Jaime Ybarra Llosent, que expandió el negocio del aceite y las mayonesas a las verduras preparadas, y me mandaba ilusionado para que los probara y le diera mi parecer cada pisto nuevo o ensalada que metía industrialmente en un bote. Por lo que, con guasa de Llosent más que de Ybarra, me mandó un papel oficial en el que bajo mi nombre ponía: "Catador oficial de Pisto de la Casa Ybarra". Un compañero de colegio, Rafael Ybarra Gamero-Cívico ha sido hasta su reciente muerte presidente de la compañía. Como verán, los sevillanos no podemos hablar de la Casa Ybarra sin referirnos a ella como algo nuestro. No nos tienen que explicar "que sí, que sí, que el secreto está en la Y, la Y de Ybarra". Porque sabemos que es un secreto a voces: el secreto del trabajo, de la constancia, de la creación de riqueza y de empleo, de traer aquí las plusvalías de los productos del campo andaluz, de no dejar de emprender nuevos caminos... como nuevo camino fue en su día la creación de un gran mercado ganadero en Sevilla, al que pronto llamaron Feria de Abril. Hasta les perdonamos que usaran la música de la Salve Rociera con melodía de Pareja Obregón, cambiándole la letra de Rafael de León para aquel televisivo "Olé, olé Ybarra, olé". Son casi 175 años de creación de riqueza como para que vengan a decirnos dónde está el secreto de la Y de Ybarra. Está en el trabajo, que hará resurgir de sus cenizas la fábrica de Dos Hermanas...y lo que haga falta resurgir.

 

CorreoSi quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico  Correo  

         
 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio