ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 5 de enero  de 2016                 
                             
 

Sociedad civil con beduinos

Un topicazo sobre Sevilla, del tamaño del "color especial", es que aquí no hay sociedad civil, que nos gusta tan poco meter el hombro en los asuntos comunes que lo que no es Gobierno central es Junta, y lo que no es Ayuntamiento es Diputación, y lo que no es Cajasol es Fundación Cruzcampo. La única iniciativa conocida que tiene la sociedad civil es acudir a una de esas instituciones para pedirle ora una subvención, ora un patrocinio, o para darle directamente el sevillano "toque". Como sobre tantos tópicos sevillanos, tengo mis dudas sobre eso. Aquí hay sociedad civil. Pero no para inversiones productivas, para crear empleo, para montar fábricas, para eso que ahora llaman "emprendimiento", que me suena a cofradía de Jerez (hasta tal punto que en la ciudad de los vinos al "emprendimiento" creo que le dicen "El Emprendi"). En Sevilla hay sociedad civil, y de sobra, pero sólo para sacar cofradías, procesiones o cortejos a la calle. Al sevillano le gusta un riesgo menos que el champú a un perroflauta. Sólo pone a funcionar la sociedad civil para organizar algo que tiene el éxito asegurado: que sea en la calle, de balde y con tambores y cornetas. Y voy a poner un par de ejemplos.

Primer ejemplo: las cofradías. La sociedad civil de Sevilla se encarna y vuelca en las cofradías. Es una sociedad civil contradictoriamente religiosa. Que, segunda incoherencia, saca a la calle unas bandas civiles y una agrupaciones musicales que van todos disfrazados de militares. De opereta. Así que es una sociedad civil muy rarita: religiosa, y con músicos como militarizados. Y se paga con los abonos de las sillas y con las papeletas de sitio el portento que esta sociedad civil pone en la calle, sin que apenas cueste nada a las arcas públicas, más que horas extras de los municipales, los gastos del Cecop o minucias así: la maravilla de las maravillas, que es la Semana Santa. ¿Que no es sociedad civil la que pone cada año en la calle ese prodigio?

Segundo ejemplo: la Cabalgata del Ateneo (o el Ateneo de la Cabalgata, como decía Manolo Ferrand). Vemos cómo por ahí son los ayuntamientos los que organizan las cabalgatas, por lo que en las ciudades donde les ha tocado la china de un alcalde o alcaldesa podemita o similar, van aviados: desde las tres tiorras disfrazadas de fulimandús del Far West que hacen de magas en la "cabalgata republicana" de Valencia, a los niños excluidos por Carmena en Madrid porque estudian en un colegio religioso. En Sevilla, donde de hecho gobierna un tripartito, aunque no se note, de PSOE+IU+Podemos, no hay "cabalgata del cambio" que valga. Aquí la Cabalgata es la sociedad civil del Ateneo, y ha resistido gobiernos, ayuntamientos y regímenes sin cambiar: surgió en la Monarquía de Don Alfonso XIII, persistió en la II República, siguió saliendo con la dictadura de Franco y continúa con la bendita democracia que restauró el Rey Don Juan Carlos. Aunque son maestros en dar "toques" y sablazos, la Cabalgata nunca dependió del poder político de cada momento, según la suprema definición de José Jesús García Díaz: "La Cabalgata son los niños y los caramelos". Y Sanseacabó, que diría Curro Romero, que salió de Rey Negro, como tantos toreros. Belmonte mismo.

¿Qué hacen el Ayuntamiento o la Junta para poner la Cabalgata en la calle? Nada: dar por saco con los cortes de circulación, retirar los semáforos que estorban a las carrozas y poco menos. Lo demás corre todo por cuenta de la iniciativa privada de la sociedad civil sevillana. Igual que los Reyes Magos se encarnan en tres señores riquitos que quieren notoriedad y apoquinan por ello, la sociedad civil se encarna esta tarde en el Ateneo. Como de Ramos a Resurrección se encarna en las cofradías. ¡Ay, si el esfuerzo y las ilusiones que derrochamos aquí en sacar a la calle exitosos cortejos con tambores y cornetas los usáramos para crear industrias y puestos de trabajo! Está más que demostrado por los observatorios económicos que el empleo de beduino registra en Sevilla un paro del 0,0 por ciento.

 

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