Citábamos ayer la palabra, pero de pasada. Y como hoy es sábado, día de meter en la UCI y tratar de revivir las palabras sevillanas clásicas a punto de palmarla, volvemos a usarla. La palabra es rejú. Decíamos que Sánchez es capaz de todo con tal de echar a Rajoy. Como el PSOE y Podemos tuvieron como objetivo común, al precio que fuere, echar a La Teo en Cádiz, que fue la lista más votada. Y a la que le podían llamar fea en el Carnaval ("Teo, Teo, que hasta el nombre lo tienes feo") sin que se levantaran de manos las feministas profesionales ni lincharan al Libi por decirlo. Echar ahora a Rajoy es el mismo objetivo que entonces quitar a Teófila; aunque fuera haciendo alcalde a uno que le dicen Kichi, pero que se escribe "José María González" en el Carnaval Políticamente Correcto que escucho cada noche. Carnaval adulador del poder que me está rejuveneciendo bastante. Oigo las coplas-babetazo que las agrupaciones llevan a mayor honra y gloria del Kichi (con la honrosa excepción del coro de Julio Pardo) y me parece que estoy en la época de las Fiestas Típicas Gaditanas, escuchando las de peloteo en alabanza del alcalde don José León Carranza: "Viejo alcalde,/eres el más grande/que ha parío madre", que le cantó Pedro Romero.
Con tal de echar a Rajoy, que fue la lista más votada en las generales y tiene detrás 7 millones de votos, 7, este Sánchez con tan desmedidas ansias de poder es capaz de llevar a España a la ruina y hacerla una sucursal de Venezuela, de Cuba, de Irán. De lo que haga falta. Sánchez está emperrado en el que yo llamaría Rejú de Frente Popular, formado con el voto de los que eligieron al PSOE por su sentido de Estado (¡tararí, mira cómo se me queda el dedo!); más los perroflautas demagogos de Podemos; más los comunistas por el plan antiguo de IU; más los separatistas asolapadetes del PNV; más los filoetarras; más los rompepatrias de todas las marcas que hay en Cataluña. O sea, lo mejor de cada casa. Por decirlo en lenguaje taurino, el desecho de tienta y cerrado de las elecciones. La morralla. El rejú. El serrín, que es como se le llamaba a la bisutería de poco valor y menor precio que en los alrededores de la Feria vendían en unos puestecillos donde los ostentosos anillos más falsos que las promesas de Espadas estaban arrebujados en un mostrador lleno de "aserrín", en el que había que rebuscar como Sánchez hace para rebañar votos para su investidura al precio que sea, aun vendiendo a su padre. Porque a España ya la ha vendido ante los separatistas vascos y catalanes, ante los berrendos en ETA y ante los perrofláuticos del Coletas, que tan aficionados son a las dictaduras y que nos pueden llevar directamente camino de Cuba o de Venezuela, del tirón, de la que bien que cobran los tíos, al igual que de Irán.
Me gustaría más poner otros ejemplos del uso de la palabra sevillanísima "rejú"; pero esto es lo que hay. Estamos a cinco minutos del Frente Popular de Sánchez, formado por la morralla del rejú de todos los recuelos del 20-D, de todos los perdedores de puño cerrado y destrucción de España, de su concordia de la Transición y de su Constitución, sin el menor sentido de Estado, al que le importa un cará..cter que nuestra economía se vaya al garete, con tal de ser investido presidente del Gobierno. Rabiandito está por llegar a La Moncloa al precio que sea, con total desprecio incluso de sus barones y baronesas como Susana. ¿O piensan igual sus barones y baronesas, y las proclamaciones de sentido de Estado y de españolidad que hacen son un paripé para que sus votantes no se les mosqueen antes de buscarse el voto de investidura de toda este rejú que, si Dios no le remedia, será que el que se gaste en un periquete cuanto Rajoy ha ahorrado y el que nos lleve directamente a la ruina no sólo de la economía, sino, lo que es peor, de los principios, de los valores y del orgullo del Reino de una España Unida y no como una fotocopia de aquel malhadado Frente Popular de las elecciones de febrero de 1936, lagarto, lagarto. (Lagarto de la Catedral, naturalmente...)
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