ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  18 de noviembre de 2016
                             
 

Sevilla en almoneda

 Lo que ha ocurrido con el Hotel Alfonso XIII me ha traído a la memoria cuanto pasó con el Coliseo España. Tras cerrar como cine, el edificio regionalista de los arquitectos José y Aurelio Gómez Millán fue comprado por el Banco de Vizcaya. La piqueta para dejarlo como la palma de la mano era su destino, hasta que medió un sevillano de Aracena que tantísimo hizo por la ciudad y al que no se le ha guardado la menor agradecida memoria: don Florentino Pérez Embid. Catedrático de Historia de los Descubrimientos, mentor del prestigioso premio "Adonais" desde la Editorial Rialp, numerario del Opus Dei, monárquico juanista, fue el gran protector de la Sevilla monumental como Director General de Bellas Artes. Más de medio presupuesto se lo gastó aquí y fue el primero que empezó con las iluminaciones nocturnas de edificios históricos y las actuaciones de urgencia para evitar la ruina de conventos e iglesias. Y cuando le echaban en cara que todo el dinero se lo gastaba en Sevilla, con su retranca serrana argumentaba:

-- Pues que vayan nombrando los directores generales conforme haga falta restaurar las ciudades. Que el próximo sea de Toledo, el otro de Granada y así sucesivamente.

Declarándolo una figura jurídica que se sacó de la manga, "monumento de interés histórico local", Florentino evitó que Pavón el Derribista le metiera la piqueta al Coliseo como había hecho en todas las grandes casas del Duque. Pero no pudo evitar Florentino que lo vaciaran por dentro, dejando sólo la fachada, y llevándose por delante, entre otras piezas históricas, los frescos de Hohenleiter en el entresuelo. El Coliseo es desde entonces una cáscara regionalista preservada, pero huera. Y algo por el estilo le ha pasado a su coetáneo Hotel Alfonso XIII, del arquitecto José Espiau. Construido como el gran hotel de la Exposición Iberoamericana de 1929, el Alfonso XIII sigue siendo de propiedad municipal. Pero en las sucesivas adjudicaciones a empresas hoteleras para su explotación, aunque el exterior se haya mantenido al modo del Coliseo, por dentro han hecho perrerías. Desde cargarse el patio, una réplica de Los Venerables, con su fuente hundida, a hacerle perder el caché y la categoría internacional que le dio su creador como hotel, el refinadísimo Monsieur Georges Marquet, el del Palace y el Ritz de Madrid. Empresa a la que el Ayuntamiento adjudicaba el Alfonso XIII era empresa que se cargaba ese estilo, esa categoría, desde que lo dejó la cadena de M.Marquet. Husa, Entursa, todas las sucesivas concesionarias parecía que se habían echado un concurso, a ver quién se cargaba antes el Alfonso XIII.

Hasta que la última ha sido ya el acabóse. Pero acabóse de "The End" de una época. El Ayuntamiento ha consentido que hayan quitado todos los muebles históricos del Alfonso XIII y que los hayan subastado en una triste almoneda, sustituyéndolos poco menos que por otros de Ikea o, lo que es peor aún, "de diseño". El Alfonso XIII es una sombra de lo que fue, poblada de turistas en pantalones cortos y chanclas, sin el menor estilo, perdido todo su refinamiento. En estos días el Ayuntamiento, por una empresa intermediaria de chamarilería con pretensiones, está subastando los últimos restos del espíritu de aquel Alfonso XIII que se cargaron, y que haría llorar al difunto don Antonio Lopera, su gran director y conservador. En almoneda están la mesa donde comió el Rey Don Alfonso XIII; la cama donde durmieron Rainiero y Grace Kelly, o el Conde Ciano; los sillones y calzadoras que usaron los Príncipes de Gales, Carlos y Diana, la reina Noor de Jordania o Gorbachov. Ni el Ayuntamiento propietario ni la sociedad civil: nadie ha levantado la voz. ¿Pero cómo puede consentir el Ayuntamiento que unos arrendatarios se terminen de cargar el Alfonso XIII? ¿Cómo puede el Ayuntamiento, sin que proteste ni Podemos, vender lo que es de todos los sevillanos, cual el contenido que le daba carácter a aquel gran hotel que fue y que ya es sólo una degradada cáscara vacía sin clase alguna, como el Coliseo España o como Sevilla misma?

 SOBRE LA HISTORIA DEL HOTEL ALFONSO XIII: "ANTONIO BURGOS: "PEQUEÑA HISTORIA DE UN GRAN HOTEL"

 

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