ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  29 de septiembre de 2018
                               
 

El autobús de boda

Como el otro día llamaba "La Gorda" a la Torre del Oro, frente a "La Guapa", la Giralda, un lector me pide un desagravio y elogio de la construcción almohade, que es como un barco de piedra que impedía la entrada a Sevilla río arriba. Lo que consiguió el Almirante Bonifaz, cortando las cadenas que de ella salían hasta el Puerto Camaronero y atajaban el Guadalquivir, y que según la preciosa leyenda (falsa) son las que están en las columnas de las Gradas de la Catedral. Cadenas rotas y torre que figuran en el escudo de Santander, en recuerdo de los montañeses que aquí fundaron la Marina de Castilla cuando San Fernando reconquistó Sevilla. Digo que la Torre del Oro es un barco de piedra porque pertenece a la Armada, que allí tiene su Museo Naval. Es como un buque más de la lista de nuestra Marina de Guerra, de cuya Comandancia del edificio de Vicente Traver en la Avenida de Moliní depende, y por eso, en los días grandes, ha recuperado la hermosa tradición de izar entre sus almenas como bandera nacional el torrotito de proa con las armas de Castilla y León.

Queda, pues, hecho en parte el elogio de la Torre del Oro que me pedía ese lector, y que habré de ampliar otro día. Porque la pobre torre sin campanas de las coplas está de hecho convertida en una ilustre parada de autobuses y en el embarcadero de los lanchones turísticos que te dan un paseíto por el río. No puedes pasar junto a la Torre del Oro sin que un vendedor disfrazado de capitán de barco te quiera colocar una entrada para darte un garbeo en el "Luna de Sevilla", o para que te subas para dar una vueltecita al autobús rojo de dos pisos de la emprendedora empresa de Sevilla City Sightseeing, que también tienen allí su parada.

Y la Torre del Oro es parada eventual y punto de cita de un invento que no sé si es sevillano, pero popularísimo: el autobús de la boda. Las bodas tienen su nupcial rito de los novios, los padrinos, la misa en la iglesia, los niños de las arras, las señoras con el tocado (y hundido, de lo mal que van algunas) o el sombrero de Tolentino, los testigos de chaqué, los señores de traje oscuro con chaqueta que se quitan a la primera de cambio, los amigos del novio ya deschaquetados y en chaleco... y el autobús para, tras la sacramental ceremonia, llevar a los invitados al convite. Que suele celebrarse en una hacienda que está donde Colón perdió el gorro, lejísimos y complicadísimo de llegar: en la Hacienda Los Chirlos Mirlos o similar. Con los partes de boda te llegan varias tarjetas: la invitación propiamente dicha; la tarjetita que dice que la lista de bodas para el regalo está en el Cortinglés o en una dirección de Internet; un sobre ya franqueado para que confirmes tu asistencia y digas cuántos vais a ir; el mapa enrevesado de cómo se llega a la Hacienda Los Chirlos Mirlos; y otra tarjeta para que digas si vas a coger el autobús de la boda o no para llegar al convite sin perderte con tu coche por esas carreteras y carriles de Dios, y para que, a la vuelta, no te pille la Guardia Civil con la media papa de la barra libre, si te para y te hace soplar el alcoholímetro.

Y para coger el autobús de la boda hay dos lugares de cinco estrellas: la citada Torre del Oro, la más monumental parada de autocares de Sevilla, o la Plaza de Cuba. Un espectáculo. Digo que es un espectáculo ver cómo va la gente a las bodas en el autobús. Como lo es llegarse los viernes por la tarde al Andén del Ayuntamiento para endiquelar adefesios de las bodas civiles del Salón Colón. El sevillanísimo autobús de la boda da un espectáculo gratis. En la Torre del Oro no sé, pero hay quien los viernes y los sábados por la tarde se sienta en la terraza del José Luis de la Plaza de Cuba para hartarse de reír viendo cómo van algunas de las que llegan para coger el autobús de la boda para ir al convite tras la ceremonia nupcial. Es un milagro que ùedan entrar en el autobús algunas con esos sombreros, que bien parecen o una antena parabólica de Movistar Plus o una paellera de arroz con pollo. Acabaíto de salir, naturalmente, como es en Sevilla todo arroz que se precie.

 

 

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 
 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio