ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  2 de noviembre de 2018
                               
 

Los rótulos del loro

Por las bravas, el Ayuntamiento ha empezado a retirar en la Avenida y en la calle San Fernando los rótulos, muestras y toldos de los establecimientos que no se han adecuado a su caprichosa normativa de que sean uiniformemente blancos o dorados, y sin que valgan los logotipos y colores corporativos de marca. ¿Para qué esas normas? Dicen que "para reducir la contaminación visual y proteger el paisaje urbano en el entorno declarado Patrimonio de la Humanidad". O sea, que todas son facilidades al comercio tradicional: ¡por aquí! Quita los que llama "rótulos estridentes" el mismo Ayuntamiento que permitió y alentó la "contaminación visual" que supone ver desde cualquier ángulo de esa zona declarada Patrimonio de la Humanidad, Giralda incluida, la malhadada Torre Pelli, que da bocados a los ojos. Quita los "rótulos estridentes" el mismo Ayuntamiento que no ha conseguido meter en vereda la degradación, vulgarización y chabacanización de todo el Barrio de San Cruz, y nada le cuento de la calle Mateos Gago, desde donde hay que ver la Giralda entre la "contaminación visual" de los veladores de las hediondas paellas prefabricadas y la profusión de tiendas horteras de recuerdos de Sevilla y tarjeteros.

¿Y la Plaza de San Francisco? ¿No es "estridente" que el más noble espacio urbano, "la Plaza" por antonomasia, con la fachada renacentista del Ayuntamiento y la Giralda al fondo, sea cada dos por tres utilizada para toda suerte de carpas y montajes publicitarios? En vez de tanto celo en quitar los rótulos con los logotipos de toda la vida a comercios tradicionales de la Avenida con más de cincuenta años de vida, como los Calzados Catedral de mi hermana Josefina, tienda que fundó en 1947 mi zapatera del Niño de la Virgen de los Reyes, una de las primeras mujeres empresarias que hubo en Sevilla, ¿por qué no desmontan ese chiringuito de no sé qué que, otra vez plantado en la Plaza de San Francisco, que sí que debe de ser preservada como Patrimonio de la Humanidad, o al menos de la Sevillanidad, que para nosotros es más importante que la Humanidad entera? Pues no: el principal problema de preservación del paisaje urbano son los rótulos de las tiendas de la Avenida y de la calle San Fernando. En la calle Santander, entre la Casa de la Moneda, que fue la ceca de la Sevilla americana, y la almohade Torre de la Plata, prima hermana de la Torre del Oro, con la que conectaba la muralla que venía desde el Alcázar pasando por la Torre de Abdelaziz, allí sí puede poner usted no un "rótulo estridente", sino construir un estridente mamarrachada de edificio moderno que no se sabe bien si es un tanatorio sin Ese Treinta o un abandonado secadero de tabaco de la Vega del Guadalquivir.

Como el chocolate del loro, esto es el rótulo del loro, una coartada absurda y absolutamente prescindible para decir que se conserva, protege y preserva la ciudad monumental, mientras se consienten todas las tropelías y mamarrachadas que atentan contra una Sevilla que cada vez se va pareciendo menos a Sevilla, convertida en un degradado Parque Temático Turístico, de la que en poco tiempo sólo nos quedará como el título del libro de memorias del poeta Rafael Laffón: "La Sevilla del buen recuerdo". Así cierran tantos comercios tradicionales, ¿no van a cerrar, si el Ayuntamiento, en vez protegerlos, ayudarlos y concederles exenciones, la tiene tomada con ellos? Y, por el contrario, mire usted cómo se vuelca el Ayuntamiento con la galería comercial de la Torre Pelli. Mientras a los comerciantes del centro los asfixian a impuestos y normas, para mayor honra y gloria de lo que nunca debió consentirse, a los establecimientos de la galería comercial de la Torre Pelli les cambian el sentido de la circulación a las calles, les ponen lineas especiales de autobuses, les prolongan o alteran los recorridos de Tussam. ¿Qué Sevilla queremos? ¿La que buscan los turistas, la de siempre, la de Giralda, Alcázar y Barrio de Santa Cruz en toda la pureza que sólo el Duque de Segorbe ha sabido y querido conservar en la Judería de San Bartolomé a base de disgustos con el Ayuntamiento, o este franquiciado Albacete con Torre Pelli en que están contentísimos de haber convertido a nuestra ciudad?

 

 

 

 

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