ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  3 de diciembre de 2018
                               
 

Ya era hora

Ya era hora que la mayoría gobernante del PSOE fuese irremediablemente admitida en Andalucía como un hecho tan inevitable cual un fenómeno atmosférico, como la calor del verano en la sartén de Ëcija o como la lluvia en la Sierra de Grazalema. Y ya era hora de que, por fin, el partido del Régimen sufriera una caída de medio millón de votos, a pesar de que los 263.000 empleados de la Junta se jugaran el pan de sus niños al echar la papeleta en la urna. Y ya era hora de que los andaluces, como dice el despertador del Himno, se levantaran y vieran que estos casi 40 años de hegemonía del PSOE y de la creación de un Régimen clientelar, y que las tres derechas, tres, los tres banderilleros en el redondel, formaran una mayoría numérica que, juntos, les da la mayoría absoluta, con lo que habrá de darles el cosqui y la pringá, y una bofetá sin cofradía del Martes Santo si el PP, Ciudadanos y Vox no llegan a un acuerdo para echar (¡ya era hora!) a los que cogieron la bandera de Andalucía, se envolvieron con ella y se colocaron en el poder omnímodo y sin control. En esta que han llamado "noche histórica" me pregunto: ¿cómo será la autonomía andaluza gobernada por un partido que no sea el Régimen del PSOE? En cierto modo, la autonomía, la vieja ilusión del 4-D y del 28-F, está inédita, porque hemos ido, como en el juego de la oca, del laberinto al pozo, y de oca a oca y tiro porque me toca presentarme para ganar y gobernar a pesar de los ERE, a pesar del dinero de los parados gastado en golferías y a pesar de mantener a esta tierra vieja y sabia con el farol rojo de las regiones más subdesarrolladas de Europa y con la Championlí del número de parados.

David ha vencido a Goliat. Sánchez se ha pegado el batacazo en los resultados de Susana, que no ha ganado ni en Triana, que ya es perder. Al Okupa de la Moncloa, en la cara de Susana, le han pasado factura sus pasajero-kilómetros del Falcon, su estar encantado de ser "el presidente del Gobierno", como se encarga de repetir, y su pacto con los batasunos, con Rufián, con Podemos, con los separatistas golpistas y con todos cuantos quieren acabar con la Constitución, con la Monarquía, con la Unidad de España y hasta con los sanfermines de Pamplona. Ha ganado el mosqueo de la gente contra un Rajoy que entregó España a esta partida peligrosísima, que ya no tendrá más remedio que convocar elecciones para toda España. Los votos de Andalucía le han bajado los humos a Sánchez y tendrá que bajarse del Falcon.

La democracia es esto: la alternancia en el poder. La que no hemos conocido hasta ahora en Andalucía. Porque conviene recordar que cuando Javier Arenas sacó 50 diputados y fue la lista más votada, el pacto de perdedores que ahora ha vuelto a perder impidió que entrara en las Cinco Llagas y en San Telmo el aire puro de las ventanas y las puertas abiertas a la alternancia política. Y mayor mérito es que nos equivocamos los que creíamos que Susana, con esos candidatos de la derecha frente, iba a torear, digo a ganar votos, en el patio de su casa, como Joselito en la Monumental en aquel título de la crónica de Corrochano. Con el Régimen primero escuderista, luego chavista, más tarde griñanista y ahora susanista van a acabar dos señores por los que nadie daba un duro.

Y al final, pero no lo último, lo más nuevo: como el "...y Sevilla" de Manuel Machado, "...y Vox". Cité el otro día el "Serrano ¿me das candela?" de "Ojos verdes". Bueno, pues Serrano, el juez Serrano, les ha dado candela. Tela de candela. Así que de "ultraderecha", nada; y de "anticonstitucional", nada. Anticonstitucionales son los que se suenan los mocos con la Bandera de España y ahí están, manteniendo en el poder a quienes de tal acusan a Vox. Más que "ultraderecha" ha resultado ser el "non plus ultra...derecha". No hay quien dé más por menos: sacar 12 diputados en su debú con caballos, ¿no, Morante de la Puebla que has dado valientemente la cara por todos los principios que otros traicionaron ante sus votantes y que muchos han encontrado, que también ya era hora, en las esencias de no avergonzarse de lo que llamar solemos España, solemos valores cristianos? Andalucía, por primera vez, no ha sido la gran perdedora en sus propias elecciones. A ver si los protagonismos de los tres partidos de la derecha no defraudan tantas ilusiones, señores Moreno, Marín y Serrano, y llevan a San Telmo el camión de mudanzas.

 

 

 

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