ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  24 de abril de 2019
                               
 

El error de Coripe

En nuestras costumbres populares hay más Roma de la que parece. Los romanos, en Nochevieja, arrojan por la ventana los tratos viejos que les traen malos recuerdos del año que acaba. Muchas de nuestras Fallas o de nuestras hogueras de San Juan son romanidad pura del solsticio de verano. Y en este panorama enmarco la tradición de Coripe, el pueblo de la Sierra Sur de Sevilla a cuyos vecinos presento todos mis respetos, no vayamos a tenerla, donde como en tantos otros lugares de la Cristiandad, que bautizó los ritos del paganismo romano, celebran la Pascua Florida con el fusilamiento a escopetazos y posterior quema de una efigie "customizada" de Judas que representa el mal y purifican con el fuego. El alcalde socialista de Coripe, Antonio Pérez Vázquez, lo ha explicado en corto y por derecho: "Se hace un muñeco que representa un mal y lo que se mata es el mal. Punto y final. Por ese personaje han pasado también desde políticos, banqueros, árabes..." Ese personaje es el Judas. Ser Judas en Coripe, no crean, y que te quemen, tiene su importancia. Por su galería de personajes ha pasado media historia de la infamia, pero también de la manipulación política: de Fidel Castro a Aznar, de Urdangarín a Tony Blair, de Felipe González al asesino de Marte del Castillo, de Jesús Gil a Eva Sannum, que yo, la verdad, no sé qué demonios pintaba Eva Sannum en Coripe.

Como tampoco sé qué pintaba el golpista, prófugo y cobardón Puigdemont este año haciendo de Judas en Coripe. Sí, el que vive a cuerpo de rey en Waterloo. El golpista que desde su huida de la Justicia maneja los hilos de la política separatista catalana y tiene como títere a Torra para que haga en la Generalidad lo que él ordena desde el casoplón que le pagamos todos, que es como el Pablo Iglesias en Galapagar, pero más lejos y con mayor influencia. Hasta el punto que, como si fuera Fátima o Lourdes, los independentistas van allí en devota peregrinación. Yo creo que hasta se traen botellas de agua milagrosa. Vichy Catalán, por supuesto.

¿Pero a quien se le ocurre poner a tan influyente personaje como a Puigdemont de Judas en Coripe? Albarda sobre albarda. Total, si Puigdemont ya es Judas en Waterloo: el que ha traicionado a España y ha huido como un pecador corbarde de la pradera, que diría el difunto Chiquito. Lo que más me extraña es que hayan hecho Judas a Puigdemont en Coripe, cuando allí hay un alcalde socialista. Pero, hombre de Dios, señor alcalde socialista de Coripe: ¿usted no sabe que del Puigdemont que han sacado ustedes de Judas depende que su jefe Sánchez repita su mandato en La Moncloa en Modo Avión, apoyado por todos los que dependen de lo que diga el fuguista de Waterloo? Sí, ya sé, ya sé que al Judas no lo elige el alcalde, sino un senado de señoras: siete madres de los alumnos del último curso de Secundaria del colegio nacional Irippo, que con mucho misterio y secreto señalan quién es el Judas de cada año y con este festejo pagan el viaje del adiós a la escuela de sus hijos.

Ahí ha sido el error, inmenso error del Judas de Coripe. Podían haber elegido, al separatista catalán modo, al Rey y a la bandera de España, un poner. Que quemarlos y vejarlos, según la Audiencia Nacional, no es delito, es libertad de expresión. Tú quemas en efigie de fotografía al Rey, te suenas los mocos en la enseña nacional y no solamente la Generalidad no te dice nada, sino que eres un héroe. O podían haber elegido a Inés Arrimadas mismo, leña al mono. ¿Y a Vox? ¿Pero no se imaginan los vecinos de Coripe el juego que les hubiera dado quemar a Abascal en efigie, por supuesto que ecuestre? Así le ha sentado esto tan mal a Carmen Calvo y Grande-Marlaska. ¿No les va a sentar mal, si gracias a lo que ordene el que ha sido Judas en Coripe puede Sánchez seguir siendo presidente?

 

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