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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  28 de junio de 2019
                               
 

La caló

El presente es un articulo de secamiento de pinrel en torno a un obligado tema de conversación de estos días: la caló. Dicen que a los ingleses les encanta hablar del tiempo. Mentira cochina. A los que de verdad nos gusta hablar del tiempo, sobre todo en el verano, es a los sevillanos. En estos días de termómetros altos (que es como tienen que estar ahora), no se encuentran dos sevillanos sin que uno saque la conversación que le gana a todos los súbditos del Reino Unido:

-- ¡Hay que ver la caló que hace!

Me creía, y de ahí el sacamiento de pinrel, que esa gradación termométrica y calendaria que hace el sevillano, según va avanzado el verano, de "el calor, la calor, los calores y la calores" era un hallazgo de los hermanos Alvarez Quintero. Como en tantísimos miles de cosas más, estaba equivocado. Me hacen ver que la frase es de otro andaluz, no menos ingenioso y divertido, no menos receptor y transmisor de la gracia de nuestro pueblo: de don Pedro Muñoz Seca. Sí, el de "La venganza de Don Mendo", el que fusilaron los del Frente Popular en Paracuellos como asesinaron a Font de Anta, aunque de esto no hable la Memoria Histórica de la que tantos viven. La frase completa de marras, ampliando la gradación de "el calor, la calor, los calores y las calores", la pronuncia uno de los personajes de "Anacleto se divorcia", que don Pedro Muñoz Seca estrenó en 1933, quien dice:

---Mire usted aquí en Sevilla tenemos el caló, como tó er mundo; la caló, que ya es cuando uno empieza a sudá. Después vienen los calores, que es pa reventá y, por último, las calores donde uno si pudiera se quitaría hasta el pellejo.

¿Que Muñoz Seca recoge y pone en boca de su personaje de aquella obra tan polémica sobre el divorcio aprobado por la II República una frase anteriormente acuñada y popularizada por los Quintero? Es lo que sostienen algunos sobre esta gradación térmica del verano sevillano. Que me alegraría bastante que fuese científicamente cierta, pues me evitaría tener que sacar el pinrel, como he comenzado haciendo.

Sea de los Alvarez Quintero o de Muñoz Seca, tanto monta...y tanto suda. La verdad es que ya tenemos aquí la caló. Pero caló, caló, caló, lo que se dice calor. Que es lo propio. Si no hace calor ahora, ¿cuándo va a a hacerlo? ¿Cambio climático? Hombre, cambio climático sería que tuviéramos que bajar del altillo la funda nórdica que nos compramos en Ikea; pero que en Sevilla haga por San Pedro esta temperatura es lo normal. Que se lo pregunten, si no, a los hombres del tiempo por los que no pasa el ídem, como Maldonado o Marvizón. Verán cómo les dicen que es completamente normal que en estos arranques de arreón de manso del verano echándose tierra del polverío de la saca de las yeguas a los lomos es lo normal de toda la vida. En Sevilla hace el calor que tiene que hacer, ni un grado más ni uno menos. Y lo mismo en Écija. En Sevilla y en Écija no hace calor. Hace la que tiene que hacer. Donde hace calor de verdad es en el aterrador alarmismo de la información meteorológica (que no "climatológica") del telediario. Ahí sí que se suda, con tanto mapa colorado, que no sabes muy bien si es la calor que hace en toda España o son las ciudades donde ha ganado el PSOE en las últimas elecciones tras sus pactos con los bildueterras, los separatistas catalanes, los Marqueses de Galapagar y con quien haga falta firmar para que Sánchez no se baje del Falcon, que debe de tener un aire acondicionado magnífico y se tiene que ir allí tela de fresquito.

Pero nada de esto es nuevo. Yo de chico recuerdo haber leído en ABC noticias de estibadores del muelle muertos por la calor, al soportar 60 grados descargando sacos de cemento de los barcos. Y, por el contrario, a nadie se escuchs ya aquello tan sevillano, como lo de los Alvarez Quintero o de Muñoz Seca, que decía:

--Pues esta noche ha hecho tanta calor que a los 2 de la mañana tuve que coger el colchón, sacarlo al balcón y ponerme a dormir allí hasta que clareó el día.

 

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