ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 17 de octubre de 2019
                               
 

Adiós al general Gómez de Salazar

No, si al final va a resultar que en Sevilla hasta hay sociedad civil y todo... Que mañana, con una cena de gala a beneficio de Andex y de Cáritas, organiza la despedida de la ciudad a un militar. A un gran militar. Al capitán general. En el organigrama del Ejército de Tierra, don Juan Gómez de Salazar y Mínguez es el teniente general jefe de la Fuerza Terrestre. En las siglas que forman ya parte del habla cotidiana de nuestras FF.AA. es el FUTER: jefe de la Fuerza Terrestre. Pero eso es por ahí. Como todo militar de máxima graduación que ocupa el mando en la Plaza de España (cuyo interior el Ejército mantiene con tal primor que ojalá los exteriores estuviesen igual) aquí en Sevilla yo creo que mi admirado don Juan Gómez de Salazar nunca ha sido el FUTER, sino algo mucho más importante para la cercanía y la admiración y el respeto a la institución que manda: ha sido desde la llegada a su destino el Capitán General. Lo que dice el letrero que gracias a Dios no quitaron en la porticada puerta principal de la Plaza de España que da a la Glorieta del Ejército Español: "Capitanía General".

Gómez de Salazar pertenece a la cuarta generación de una familia de militares. Es hijo de general de la Guardia Civil y padre de militares. Cuando llegó al destino en el que, desgraciadamente, por razones de edad, cesará en el mes entrante, me sonaba muchísimo su nombre. ¿A qué me suena Gómez de Salazar?, me dije. Y al cabo de poco la memoria me dio la respuesta: me sonaba a Sáhara, a Marcha Verde, a entrega a Marruecos de la que fue provincia española en África. Porque un primo hermano del padre de nuestro capitán general que ahora se despide de Sevilla fue el otro General Gómez de Salazar al que le tocó el dolor de arriar la bandera de España en el Sáhara.

Gómez de Salazar (Madrid, 1957) empezó su carrera militar siempre ligado a la Brigada Paracaidista. Y se nota: en Sevilla cayó de pie. Igual que por el lado que da al Parque la Plaza de España tiene una ría, por la parte que da al Porvenir había un como imaginario foso, que separaba al Ejército de la ciudad. Don Juan hizo desaparecer ese foso, e integrar al Ejército en la vida de Sevilla, música de Soria 9 al margen. Organizó multitudinarias juras de bandera de civiles; actos en honor de la enseña nacional con los alumnos de los colegios, a los que llevó a la ceremonia solemne de izado mañanero. Descubrió el maravilloso teatrito que dejó Aníbal González como escenario para actos de Sevilla, incluido el mundo de las cofradías y el del Rocío. Y su presencia habitual en muchos acontecimientos de la más variada vida sevillana ligó aún más al Ejército con la sociedad cuya Defensa sirve y de la que forma parte. Descubrió a los sevillanos la importancia que tiene la Plaza de España en la organización del Ejército de Tierra. De los 70.000 soldados que visten el caqui (o el boscoso o el árido del que los profanos llaman "uniforme de camuflaje"), 40.000 están al mando del General Gómez de Salazar desde la Plaza de España. En toda la península, en las islas, en las ciudades autónomas del Norte de África... o en las misiones internacional. El, que sirvió la causa de la paz en Kosovo, Bosnia o El Líbano, donde fue jefe de la Brigada Multinacional Este, habla cada mañana desde el "bunker" de Capitanía con las tropas de España desplegadas por el ancho mundo en estas misiones internacionales de la ONU o de la OTAN, contra al terrorismo yijadista o frente a la piratería.

El Ejército y Sevilla, con su pase a la reserva, pierden a un gran militar. Pero este hermano de número de la Cofradía de la Paz nos deja la huella del acercamiento entre Sevilla y el Ejército. Lo resumo en una frase suya: "El amor a España está al alcance de cualquiera, no sólo de los militares". Don Juan Gómez de Salazar nos lo transmitió a muchos, en las que llamé "convidás a Patria" en Capitanía. En primer tiempo de saludo, este cabo de la Topográfica se suma al justísimo homenaje de despedida y agradecimiento a vuecencia, mi querido general Gómez de Salazar.

 

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