ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  18 de noviembre de 2019
                               
 

A buenas horas "capillita"

Como aquellos poetas de la Generación del 50 que residían en Madrid, pero que procedían toda España, cuya desafiante afición, tras sus tertulias de vino y versos, era acudir a la calle Felipe IV para orinarse en las tapias de la Real Academia, saben que una de mis aficiones es meterme con la que limpia, fija y da esplendor. Por causa más que justificada en este caso, no por vaciamiento provocador de vejigas: por el desprecio con que suele tratar a Andalucía en el Diccionario, a pesar de la tarea que se esfuerzan en hacer sus animosos correspondientes en nuestra tierra, como mi estimado profesor y compañero de Buenas Letras, don Antonio Narbona, de cuya brillantez en la defensa de nuestra habla meridional tienen constancia en sus frecuentes y didácticas Tribunas de ABC.

No es que yo tenga obsesión por el desprecio de la RAE hacia las hablas andaluzas. Es que me da motivos. Cuando admite una voz muy nuestra en el Diccionario parece que lo hace a regañadientes, y le pone por delante el cordón sanitario de "And.". Que en este caso no es una conjunción copulativa inglesa, sino la abreviatura de su uso exclusivo en nuestra región. Sin tener en cuenta que aquí está el origen del español de América, lo que quedó más que probado desde Bertil Malmberg a nuestros días o al último Congreso de las Academias Americanas de la Lengua celebrado aquí en Sevilla bajo la presidencia y la presencia de Su Majestad el Rey. En este Congreso fue presentada la vigésima tercera edición del Diccionario, y la RAE presumió mucho de lo al liquindoi que está para recoger las voces de la calle y de actualidad consagradas por el uso común. Sí, ya sé, hace bastantes días de este Congreso y este artículo tenía que haber aparecido antes. Pero se me cruzó el maldito Sánchez con su abrazo con Podemos y no estaba el horno para palabras nuevas, sino para maldecir en arameo la situación a la que han llevado a España y, con ella, a su idioma en los territorios de las otras lenguas peninsulares, que son allí de primera y la nuestra, poco menos que prohibida y multada.

Entre las voces que ha admitido la Academia en el Diccionario han presumido mucho de una sevillanísima, presentada como un triunfo de nuestra ciudad: "Capillita". La nueva voz del Diccionario queda definida como "persona que vive con entusiasmo las actividades organizadas por las cofradías a lo largo del año y participa en ellas". Y no saben los académicos, que de cofradías no conocen ni papa y mucho menos de Sevilla y de su guasa, que han entrado en el DRAE una voz que es de aquí, sí, y antigua, pero que con el paso de los años se ha convertido casi en despectiva, por no decir en arcaísmo. Los que la Academia llama "capillitas" se definen ahora como "cofrades". Eso de "capillita" era honroso, por ejemplo, cuando el Padre Cué publica su "Cómo llora Sevilla" (1948) o cuando Romero Murube dio su pregón de la Semana Santa (1944). Y venía desde mucho antes. Que yo haya documentado, al menos desde la recopilación de artículos periodísticos de Muñoz y Pabón "En el cielo de la tierra" (1917). Pero con el paso del tiempo y con la guasa de Sevilla, "capillita" adquirió este carácter despectivo, cuando no ofensivo. Aunque la haya incluido el DRAE, le llamas "capillita" a quien se tiene por buen "cofrade", aunque sea un jartible de las hermandades, y se ofende. El capillita es ahora el "friki" de las cofradías. Y ya casi nadie usa esa voz, que ha entrado en el Diccionario como salió Rafael Montesinos de aquella lírica Madrugada: medio muerta. Es ya casi un arcaísmo en el habla cofradiera de Sevilla, por mucho que traten de colarla como una novedad del Diccionario. Lo que tenía que haber aclarado la Academia era el uso impropio del sustantivo "cofrade" como adjetivo y haber admitido "cofradiero", que es lo correcto. Cofrades son las personas, no las cosas. No es "culto cofrade", sino "culto cofradiero". Y lo de "capillita" no es "extemporánea metedura de pata cofrade", sino cofradiera.

 

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