ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 23 de diciembre de 2019
                               
 

¿Existe aquel PSOE?

Cumplo con el precepto dominical de la lectura de ABC y me encuentro con la gran entrevista de Jesús Alvarez a Manuel del Valle. Me acuerdo del mítico vigésimo verso del Poema del Cid: "Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señor". Qué buen alcalde sería Manuel del Valle ahora para Sevilla, si el PSOE fuera el de entonces y no este que ha usurpado Sánchez. Un Manuel del Valle lleno de madurez, de sentido común, de sensatez, a pesar de su enfermedad, en la que le deseo un pronto restablecimiento. El veredicto de Manuel del Valle no puede ser más certero y suscribible: "El PSOE ha cambiado mucho. Creo que esta gente va a destruir el partido". Si no lo ha destruido ya, Manuel: yo creo que ya se han cargado vuestro PSOE socialdemócrata de las mayorías absolutas y de la esperanza de la izquierda. Este PSOE, ¿es aquel vuestro PSOE de los cuatro gatos en la calle Capitán Vigueras planeando el asalto al poder en Suresnes para devolver la iniciativa del viejo partido al interior de España y orillar a los históricos del exilio de Toulouse como Llopis? El que maneja Sánchez, ¿es en verdad el PSOE? ¿O al menos aquel PSOE de la Transición, cuando el "sector renovado" dejó de serlo para convertirse en el partido todo? El que apoyaron los Estados Unidos y Alemania para poner en España un moderado dique de contención en la izquierda, cuando a la muerte de Franco se corría el peligro de que todo fuese copado por el PCE, el único que hasta entonces daba la cara frente a la dictadura, con el peligro de que con el Portugal de los claveles al lado se convirtiera la Península Ibérica toda en una sucursal de la URSS.

My distinto debe de ser este PSOE a aquel de "la foto de la tortilla", cuando muchos nos sentimos tan identificados con Manuel del Valle. Que, ya digo, a Manuel del Valle, en vez de alcaide del Alcázar lo quisiéramos de alcalde de Sevilla otra vez, para que no tuviéramos un regidor como Espadas que está en manos de Podemos. ¿Por dónde tiene cogido Podemos a Espadas para que haga lo que los neocomunistas quieren? ¿O actúa así Espadas para agradar a Sánchez y asegurarle ese gobierno de coalición con los neocomunistas de Podemos con el apoyo de los separatistas, al que vamos que escarbamos? Muy distinto debe de ser este PSOE, o al menos el que ahora usurpa esas siglas, cuando estamos de acuerdo no sólo con lo que dice juiciosamente Valle, sino con las afirmaciones sensatísimas de Alfonso Guerra, de Rodríguez Ibarra o de Leguina. O incluso de Corcuera. Lo que nos faltaba era que estuviéramos de acuerdo con Corcuera. Y muchas veces lo estamos.

Este PSOE que está destruyendo Sánchez muy poco a poco o que se lo ha cargado ya, no piensa, como el de González y Valle, en España. Ni incluso en el propio partido. Sánchez no piensa más que en Sánchez, en sí mismo. En su ego montado en el Falcon, durmiendo en el colchón de La Moncloa y firmando cuanto le viene en gana en el BOE. Me da una enorme tristeza comprobar que a los socialdemócratas del PSOE les ha quitado Sánchez la escalera y se han quedado agarrados a la brocha. La brocha de la Historia con la que pintaron la concordia de la Transición y fueron fundamentales para el espíritu de la Constitución de 1978. Valle dice que el PSOE, este PSOE de ahora, en el que lamentablemente Susana Díaz aplaude a Sánchez cuando le aplica a la economía de la Junta el artículo 155 y la interviene, tenía que explicar el caso de los ERE, cosa que no ha hecho. Ha hecho justamente todo lo contrario de lo que debía. Y paso páginas en el ABC y me encuentro con lo que dice César Antonio Molina, ex ministro de Cultura del PSOE: "No se puede pactar con los asesinos de tus militantes. No puedes hacerte una foto con los que les ampararon y los que reciben a los asesinos como si fueran héroes". Pues lo hacen. Y Carmen Calvo aplaude la decisión de la UE sobre la inmunidad del condenado Junqueras y dice que las sentencias son para cumplirlas. Y No Passsssa Nada. Pasa que el autotitulado PSOE de Sánchez ha despreciado a los mayoritarios partidos constitucionalistas y para que su ego siga mandando se ha entregado a los independentistas catalanes y a los filoetarras vascongados. ¿Enfermo Manuel del Valle? ¡Qué va! El que está enfermo, loco de ansias de poder, es Sánchez.

 

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