ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  1 de enero de 2020
                               
 

Todos informáticos

Habrán observado que ya en las Pascuas de Navidad y en el Año Nuevo, cada vez recibimos menos felicitaciones por el correo postal de toda la vida, que los carteros vienen aliviadísimos en estos días, mientras con sus mensajes echan humo los teléfonos mòviles y los ordenadores, recibiendo textos que muchas veces no sabemos ni quién nos los envía. Y es que ya todos somos como informáticos de fortuna. Entré la otra mañana a tomar café en un bar y el camarero, en vez de comentar cómo va el Betis, le estaba diciendo al que parecía cliente asiduo:

-- Mira, pues si Chromer no te funciona, bájate Mozilla, que es el que uso yo y verás lo rápido que funciona.

Y el otro, mientras le chorreaba por la barbilla la pringue de la manteca colorada de la tostada:

-- ¿Y cómo me instalo yo el Morcilla, o Mozilla, o como se llame eso?

Y el camarero, desde el púlpito informático de su barra, pontifical:

-- Entras en Google y tecleas "descargar Mozilla Firefox" y en un momento te lo instalas. No volverás a tener problemas.

¿Quién nos iba a decir que no sólo íbamos a estar instalados en las nuevas tecnologías, sino que los archiperres cibernéticos iban a ser el gran tema de conversación en cada reunión de las Pascuas? Paseando en estas fechas por las calles de compras y regalos, he oído multitud de retazos de conversaciones aproximadamente como la del camarero del Mozilla:

-- ¿Has visto la foto de Vanesa en su muro de Facebook con los cuernos de reno puestos?

-- Vamos a entrar en esta cafetería, que tienen Wifi, porque quiero actualizar una aplicación que me hace falta.

-- ¿Tú sabes algo de José Manuel? Le puse el otro día un SMS y aún no me ha contestado...

¿De qué hablaba la gente, qué comentaban las familias, antes que existieran los ordenadores y los teléfonos móviles? Nos podemos llevar media hora hablando sobre una nueva aplicación para iPhone o Android. Intensamente. ¿Unen o separan estos teléfonos móviles? Yo he visto en Nochebuena y en Nochevieja a familias enteras muy unidas...por el teléfono móvil que como posesos cada cual tenía en la mano, tecleando y mandando y recibiendo mensajes, pero sin hablar nadie con nadie ni una sola palabra. Y cuando ha habido conversación, ¿de qué se ha hablado? ¿De qué va a ser? De los que estaban a muchos kilómetros, pero que gracias a las nuevas tecnologías andaban mucho más cerca que quien, aunque estaba sentado a nuestro lado, se pasó la noche como ausente, sin hablar con nadie, embebido en la pantalla de su teléfono leyendo mensajes de Feliz Año Nuevo Las conversaciones familiares de estas fechas han sido de este tenor:

-- ¡Mira qué vídeo más divertido me ha mandado Manolo por WhatsApp!

Y allá que se ponían todos a lo que había mandado Manolo para desear Feliz Año Nuevo-

-- Pásamelo a mi teléfono, que se lo voy a rebotar a Rosario..

-- No, espera, mira antes este SMS tan gracioso que me ha puesto mi cuñado.

-- ¿Pero no te mandó ya la imagen de Papá Noel toreando un reno?

-- No, eso fue en Nochebuena. Ahora mira esto tan divertido de la investidura que me ha puesto.

¿De qué hablaban las familias antes de que cada uno fuera a las cenas de "las entrañables fiestas" armado con su Apple o su Samsung de reglamento, dispuesto a no hablar con nadie y a asetear a mensajes a medio mundo? Y el que avisa no es traidor: los Reyes vienen cargados de tabletas. No tabletas del chocolatillo del villancico, sino de Android o de Apple. Horror. Más incomunicación todavía con los más próximos.

 

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