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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 27 de marzo de 2020
                               
 

Las esquelas de estos días

Ya saben que sostengo que en Sevilla hay un género literario que sólo existe en nuestra ciudad: la esquela mortuoria del ABC. Si eres buen lector de esquelas, me habrán leído muchas veces, en cada una de las papeletas de defunción te encuentras a veces historias enteras, novelas por escribir, crónicas de sagas familiares. Quién no se hablaba con quién y en qué bandos se dividió la familia por el reparto de aquella herencia. La esquela mortuoria es un género literario, con mucho de novela y, a veces, con rasgos de ternura lírica, como poema en memoria del fallecido, elegías de urgencia. O crónicas de un tiempo ido, como cuando bajo del nombre del difunto viene su profesión, un oficio que quizá desapareció hace años.

Pues bien, hasta este género literario está afectado por la actual crisis sanitaria (y económica) y por el Estado de Alarma que trata de paliar sus efectos. El texto de las esquelas de ABC de estos días es el mejor reflejo de los cambios por la crisis. Si no se han fijado en ellas, les recomiendo que las vean con toda atención. Y que recuerden cómo eran las clásicas papeletas de defunción, con su convocatoria al entierro en la parroquia o en la cofradía del difunto, o a la misa de "corpore insepulto" en el tanatorio, con su día y su hora. Prohibidos los velatorios por el decreto del Estado de Alarma, para que no haya riesgo de contagio al reunirse los que deben permanecer confinados en sus casas; suspendidas por el Arzobispado las misas en los funerales; cerradas las iglesias de toda la ciudad, la esquela clásica de toda la vida no puede, ni debe, cumplir las generales de la ley de la costumbre: convocar a los amigos del extinto a acudir a su entierro, a velar su cadáver, a abrazar a la familia en el tanatorio, a acompañarlo hasta el cementerio. En estos días de crisis, las esquelas simplemente informan de una muerte, sin más convocatorias a velatorios o a acompañamientos a la familia en la despedida del ser querido. El sevillano, clásico y cumplidor de los lutos, no puede ir a "dar la cabezada" en estos duelos, doblemente tristes, por la propia muerte y por la soledad en que han de encontrarse las familias. Estas esquelas de los días de crisis me recuerdan tristemente el carro de los muertos de la copla becqueriana en las grandes pestes del siglo XVII o del XIX, los que se llevaban a los fallecidos camino de los carneros de las fosas comunes. Son esquelas doblemente tristes, no flores del teletipo de las amapolas del sevillano "más cumplío que un luto". Que, sin necesidad de esquelas, el día en que se ha producido la muerte del ser querido o simplemente conocido ya se ha enterado, y esa misma tarde está en la misa en el tanatorio sin que nadie sepa cómo tanta gente se ha enterado de ese fallecimiento, aun sin haber aparecido aún la esquela en el ABC.

Tenemos que aplicar otros esquemas a la lectura de esquelas de estos días. A veces ni vienen los nombres del duelo familiar. Y por las edades de los fallecidos, ves que quizá sean víctimas del coronavirus, población de riesgo. Casi todas son de personas ya muy mayores. En las de ayer, por ejemplo, sevillanos de 94, de 81, de 95, de 88 años. Y si los conoces, el coraje que te da no poder quedar bien con la familia, cuando pone: "El funeral por su eterno descanso se celebrará en fecha que se comunicará próximamente". Solamente te puedes quedar en tu confinamiento con la oración del "ruegan a sus amistades encomienden su alma a Dios". Menos mal que ABC, que es más sevillano que los nardos de la Virgen de los Reyes o que Don Torcuato que lo fundó, nos asegura la continuidad de género tan nuestro cuando todo se normalice, al advertir junto a estas esquelas: "ABC de Sevilla, comprometido con sus lectores en estas circunstancias excepcionales, ha decidido ofrecer, sin cargo alguno, una segunda esquela de recordatorio o de anuncio de celebración de funerales cuando la autoridad gubernativa así lo permita, a quienes contraten o hayan contratado una esquela mientras dure el tiempo de confinamiento que impide la asistencia a las exequias y honras fúnebres". Ojalá podamos pronto "dar la cabezá" tras leer esas esquelas.

 

 

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