ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  18 de mayo  de 2020
                               
 

Nos queda mucha mili

A algunos les ha chocado, e incluso lo han criticado, que todo un consejero de Salud de la Junta haya usado un lenguaje más que popular y más que andaluz para describir la terrorífica actual situación de la crisis sanitaria, del desastre económico, del Gobierno que tenemos que padecer con sus dichosos socios como cómplices de los ataques al Estado de Derecho, de los desprecios que ha de seguir sufriendo Andalucía por no ser de ellos...y de la que se nos viene encima. En la que lo peor, además, es la incertidumbre: que no sabes ni cuándo va a terminar esto, ni cómo va a terminar, mientras Sevilla, ciudad alegre y confiada, está encantada con sus veladores en las terrazas, donde ha encontrado el remedio para todos los males: la ansiada Cruzcampo de grifo, espumosa y fresquita. Contra los que lo han criticado, a mí me ha encantado lo que ha dicho el consejero de Salud de la Junta, Jesús Aguirre: "Esto no ha acabado, nos queda mucha mili con el coronavirus".

Maravilloso. Popularísimo. Muy nuestro. Como aquella frase cuartelera antigua:

-- ¡Anda que no te quea mili!

Ha chocado quizá más la frase a algunos porque desde que Aznar, en mala hora, suprimió el servicio militar obligatorio que aún sigue figurando en la Constitución, se ha perdido algo muy socorrido, como era el lenguaje militar aplicado a la vida civil. Ya no se escucha aquello que tantas veces oí en el cuartel, cuando yo era un voluntario recién ingresado de turuta en la Agrupación Obrera y Topográfica y los "abuelos" (los veteranos, a punto de licenciarse), te decían:

-- ¡Chaval, te queda más mili que a Cascorro!

Todo ese lenguaje cuartelero usado como metáfora en la vida civil se está perdiendo, y así lo comentaba el otro día con el jefe de la Fuerza Terrestre, con el teniente general Rodríguez García. Ya la gente no sabe lo que es el chopo, ni el chusco, ni ir vestido "de bonito", ni el tahalí, ni el "rindan", ni un paquete, y se han perdido comparaciones preciosas:

--En peores garitas hemos hecho guardia.

Ese lenguaje es el que ha sacado con su frase rotunda el consejero Aguirre, que no lo está haciendo nada, pero que nada mal, y ha conseguido que en esta hecatombe sanitaria esté Andalucía a unos niveles bastante tranquilizadores. Pero no todo depende de él, claro. De ahí su frase. En efecto, nos queda bastante mili con la evolución de la pandemia, y a mí me saca de los nervios, y quizá también a usted, cuando alguien que no es experto en nada, sólo en meternos miedo en el cuerpo, sentencia apocalípticamente:

-- Seguro que habrá un rebrote en octubre.

¿Cómo lo saben ellos? Y exactamente en octubre. Como aquellos "brotes verdes" de la crisis económica de 2008 de los que hablaba Zapatero, ahora a los cenizos, cuando más tranquilos estamos con el rollo del día que nos haya metido el Tío de la Rebequita con su desgastada voz, les encanta fastidiarnos las esperanzas. Y cuando estamos contando los días que faltan para que pasemos de una fase a otra en estos tormentos de la "desescalada" a los que nos tiene sometido el Gobierno, saltan siempre con lo de:

--Seguro que esto tiene un rebrote.

Esta mili no nos queda, sino que estamos ya marcando ese caqui. La peor es la otra, insisto: la de la incertidumbre. No sólo la incertidumbre sanitaria, sino la de la economía, la crisis, el aterrador endeudamiento público, el turismo y el comercio hundidos, el aumento de los impuestos que tendrá que pagar como siempre la clase media, el retraso en el pago de los ERTE, los negocios que no acaban de abrir, los que van a tener que cerrar, los parados que aún no computan porque están pendientes de un ICO cuyo cobro no acaba de llegar, las 60.000 familias sevillanas que han de acudir al Banco de Alimentos para poder subsistir. Esa es la mili que, sin alarmismos ni falsas esperanzas, con todo realismo, nos ha anunciado el consejero Aguirre. Y nos queda la mili que ya estamos cumpliendo, como es que Sánchez haya convertido a Juanma en una Ayuso Punto Dos, y que con la prolongación por un mes del Estado de Alarma lo que peligra de verdad es el Estado de Derecho y la preservación de las libertades democráticas.

SOBRE ESTE TEMA, EN EL RECUADRO: "La incertidumbre"

 

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